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SOY UN SUPER HÉROE

  … Para Mis Mascotas Cuando era chiquito , crío, párvulo, infante o como quieras llamarlo quería ser un super héroe tan igual como aquellos de las tiras  comics  de las revistas que acostumbraba leer, deseaba tener super poderes, volar, luchar por la justicia y salir siempre vencedor de aquellas lides donde los malos pretendían salirse con la suya, en fin. Y también creo que, eran la aspiraciones de todos aquellos chiquillos de aquel tiempo. Eran deseos nobles, como la nobleza de los héroes protagonista que leíamos en las historietas, que mantenían a sus ciudades utópicas libres del crimen. La "tv" era algo secundario e intrascendente mientras corría nuestra niñez, más bien las correrías en los parques, en las calles y campos era nuestra exigencia, diversión y entretenimiento prioritario. Ahora, me llama la atención las declaraciones honestas de cierto niño, interrogado acerca de su héroe favorito y/o aspiraciones. Y reconoce que su máxima aspiración es llegar a conoc

Aló

 

Contestar el teléfono resulta en un acto impulsivo difícil de dominar, funciona como un acto reflejo incontrolable, pues sea lo que estés haciendo, dejas de hacer aquello en seco, y te dispones a contestar el móvil o a correr desesperado para ubicar donde se tiene el teléfono fijo para su inmediata atención, no termina de dar el segundo timbrado cuando ya tienes que estar al habla.

La mayoría de las veces se trata de asuntos de poca trascendencia, sin embargo, tenemos la caprichosa inclinación a contestar sin dilación. Así, si estas al volante de cualquier vehículo, si eres dependiente de algún negocio, o cliente, en fin, sea lo que sea y estés haciendo dejas de hacer ello y de paso dejas colgado a tu interlocutor, como si éste se pusiera en modo automático o de stand by, y tiene que soportar la interrupción, hasta que se te ocurra de dar por terminada la charla al teléfono, y sólo después de aquello, retomar lo que estaban atendiendo. Cuando soy víctima de aquello, y veo que están procediendo a acatar dicho protocolo, me doy la vuelta, y hasta más vernos. Es mi forma de protesta ante dicha descortesía, y la poca saludable costumbre, de la cual soy un conejillo muy a menudo.

¡Diablos! hasta en los templos, cualquier alma presente en él, no puede sustraerse de dicho ejercicio. Y, de hecho pienso, son cosas super importantísimas que requieren su inmediata atención, presumo asuntos de vida o muerte, y sí en efecto ello lo corroboro, pues al reparar en lo que alcanzo a oír, pues tienen la cortesía de cubrirse la boca con la mano al hablar, más no de modular su volumen, por lo que alcanzó a escuchar, entre otras cosas: … ¡sí, voy a llegar a la cena un poco tarde, estoy en misa! , otro parroquiano … ¡si dile que ya voy a la fiesta, en un ratito más! …

Hasta los pastores, en sus templos o iglesias, no pueden posponer esta obligación, y responden ipso facto, asumo tal vez presumirán que les está timbrando su jefe, es decir, el de arriba. Aunque en realidad mantengo serias dudas al respecto, ya que él, tiene otras formas de comunicarse muy apartadas a este mondo y lirondo medio.

De hecho, Antón Vivaldi, cariñosamente llamado il prete rosso*, era un vicario de cristo, y tenía la manía de interrumpir el sacrificio de la misa para ir a la escolanía** a apuntar la melodía que se le acababa de revelar.

Pero este veneciano era un genial virtuoso de la música barroca, por lo que, se le puede perdonar una y mil veces, dichos interruptus, a diferencia nuestra, que sólo somos feligreses chabacanos de esta cofradía móvil de comunicación.

 

 

*apodo que significa, el sacerdote pelirrojo.

 

** Sacristía, dependencia


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