En países con un índice de desarrollo humano superior al nuestro, la predictibilidad de las cosas o hechos es la norma, de hecho, las leyes, y hasta el clima-tiempo es predecible, por lo que los hace super aburridos.
En
este país te puedes morir de cualquier cosa, si literalmente, menos de
aburrimiento. Acá las reglas, los hechos y cosas, siguen patrones caprichosos,
qué digo, no siguen un patrón predeterminado, es más, no hay patrón alguno, gracias
a ello, nuestras vidas por estos lares se hacen muy entretenidas.
Michel de Nôtre-Dame * Si hubiera nacido en estas
tierras, se volvería a morir, pues sus predicciones están diseñadas para gente
que siguen patrones más o menos normales.
acá los sucesos son tan impredecibles que ni los más avispados clarividentes,
profetas, adivinos se atreverían a predecir sobre el destino, o las actividades
diarias de estas curiosas gentes, o su futuro inmediato.
Y
es que lo que es bueno y maravilloso hoy, tal vez mañana ya no lo sea, y así una
y mil veces, como una secuenciación incoherente y absurda.
Han
oído hablar sobre el dicho: ¡las cosas se parecen a sus dueños! Imagina,
que al señor tiempo y su putativo clima de éstas
singulares tierras, se le adheriría dicho comportamiento, y tomase como regla y
rutina el remedo de las actitudes de sus gentes.
Así,
un día pleno y hermoso con rayos tibios de sol y brisa refrescante de una tarde
estival, de pronto se le ocurriría tornase en gélido, y de súbito, se desatase
una impetuosa tormenta de copos de nieve, a raudales, de manera que, en minutos
toda la superficie sea revestida por ésta, hasta lograr unos 30 cm de espesor o
más.
O
en plena madrugada, y cuando estas disfrutando de un estupendo sueño, en los
brazos de Morfeo y arremolinado entre tus "frazadas leopardo", de pronto, al
señor tiempo, se le ocurriría decir, bueno es hora que repunte un febril sol de
verano.
De
hecho, viene a mi mente, cuando en mi niñez marchábamos al campo, a la hacienda
de propiedad de un pariente, había unos lugares en ella, donde se desataba una
tormenta y unos metros junto a ésta, al área en referencia, estaba totalmente
seca, pleno verano, como si la absurda señorita lluvia dijera, hoy me toca
regar este sector, mañana o más tarde tal vez, la que sigue.
Pareciera
que las teorías plausibles de lo cuerdo y normal, escapan al sentido común, al
raciocinio lógico, al sentido práctico. Por lo que, la diversión está
asegurada.
En
otros sitios, todo está perfectamente deliberado y ajustado a horarios,
reglamentos, leyes, derechos, y deberes, y que son escrupulosamente respetados
y cuidados, pues la calidad de vida se sustenta en ello.
Acá
es super genial, los horarios están hechos sólo porque hay que hacerlos, o no
había nada mejor que hacer, así que, porque no distraerse, garabateando algo
semejante.
Y
hay lugares en donde la idiosincrasia popular ha acuñado slogans en relación a
ciertos medios de transporte, designándolos como, por ejemplo, “el tren
macho”, dado a que salen cuando quieren, y arriban a destino cuando pueden.
La
super sistematización y explícitos reglamentos inquebrantables de otras
tierras, le resta emoción, aventura, en cambio acá, se abre en nuestras mentes
un enorme y gigante signo de interrogación, y de paso, también a infinitas
posibilidades de y para la in-pro**
Y
de hecho no hay por qué preocuparse, ni acá, ni por el más allá. Estoy seguro
que el señor de señores, Dios universal honrará a las almas que alcancen el
cielo de éstas únicas tierras. En consecuencia, creará un cielo peruano, especial
para estas gentes que arriben a él, y allí puedan plantar su bandera, y al
igual que en la tierra, también puedan propagar sus fiestitas chichas y épicas
polladas, y hacer y deshacer lo que quieran, por lo que la diversión, así como
en la tierra, en el cielo peruano, también estará garantizada.
* Médico pitoniso de la edad media, más conocido como
Nostradamus, célebre por sus cuartetas del arte oculto.
** Improvisación, en cualquiera de sus formas y acepciones.
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