Ir al contenido principal

SOY UN SUPER HÉROE

  … Para Mis Mascotas Cuando era chiquito , crío, párvulo, infante o como quieras llamarlo quería ser un super héroe tan igual como aquellos de las tiras  comics  de las revistas que acostumbraba leer, deseaba tener super poderes, volar, luchar por la justicia y salir siempre vencedor de aquellas lides donde los malos pretendían salirse con la suya, en fin. Y también creo que, eran la aspiraciones de todos aquellos chiquillos de aquel tiempo. Eran deseos nobles, como la nobleza de los héroes protagonista que leíamos en las historietas, que mantenían a sus ciudades utópicas libres del crimen. La "tv" era algo secundario e intrascendente mientras corría nuestra niñez, más bien las correrías en los parques, en las calles y campos era nuestra exigencia, diversión y entretenimiento prioritario. Ahora, me llama la atención las declaraciones honestas de cierto niño, interrogado acerca de su héroe favorito y/o aspiraciones. Y reconoce que su máxima aspiración es llegar a conoc

La red

 

Antes del florecimiento de las diferentes plataformas de comunicación que disfrutamos ahora, encontraba una serie de excusas y pretextos, a los que alegaba como obstáculos, para mantenerme más o menos instruido, enseñado, bien informado y, me parecia dificil explorar las diferentes formas de vida que existen aquí en nuestro globo y más allá de éste y, realmente no sabía que podían existir.

Sólo tenía a mi disposición, escasas bibliotecas públicas o privadas y había que desplazarse a ellas y muchas veces no te prestaban los libros para llevártelos a casa, donde relajadamente podías consultar lo que necesitabas realizar.

Disponía de una programación doméstica de tv, pero al igual como anteayer, hoy y doy por sentado que mañana, la miseria de sus contenidos será la norma, y optaba por la tv paga "de cable", pero al final tal vez con honrosas excepciones, eran un poco más de lo mismo, pero sólo con un poco más de nivel.

La radio, bueno en esos tiempos sólo la usaba para escuchar un poco de música, mientras hacia cualquier doméstica labor o cualquier función a manera de entretenimiento, aunque la verdad, era la eterna música de siempre, música pasada de moda y que la repetían una y otra vez hasta el cansancio, y ¡diablos! no había más.

Y si deseaba incursionar en algún curso materia de mi formación académica, con el objeto de enriquecimiento del currículo profesional o de ocio, encontraba que los horarios eran no apropiados, o los costos no los podía cubrir, siempre de alguna manera había algún pretexto.

En la actualidad, no hay más pretexto para alegar aquello del pasado. Miro las vistas y descargas de los contenidos en la red, y ¡diablos! son miles de millones los fisgones como yo que dan importancia a las cosas totalmente trivias e irrelevantes y frívolas, y si por accidente caigo en algún blog de lectura, cultura, ciencia o algo parecido, me resulta inadvertido. De hecho, este tipo de contenido no pasa de unas cuantas vistas y menos aún de algún, de los sobrevalorados “like”.  ¡Qué carajos! me pasa, de que "agua tomé", "qué cosas comí", pues no alcanzo a entenderme, porqué, con tanto por explorar, instruirme, informarme o siquiera avisarme, y sacar el máximo provecho a todas estas digitales plataformas de información-educación, sigo siendo la misma persona obcecada, estúpida, desinformada de siempre, pese que todo ello está allí, a sólo a un clic y casi gratuito.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Olimpo y nuestro cielo

Cualquier parecido con la actualidad es mera casualidad El hogar donde residían las diferentes deidades antiguas era precisamente el olimpo. Y cada uno de estos dioses poseía singularidades características que los definían. De esta manera detentaban ciertos poderes sobre uno o varios elementos de la tierra. Y estas atribuciones, pues como debe ser y corresponde  a su jerarquia teocrática, las ejercian sin bridas ni contemplaciones de acuerdo a sus egoístas antojos , pues estos dioses al igual que los humanos podían, amar, hurtar, tener ira, en fin. En consecuencia, ostentaban las mismas miserias morales humanas, por lo que era muy menudo jugaban con el destino y repartían venganza entre los mortales. También estas divininades apreciaban en sumos grado todo esto de las ofrendas y sacrificios .   Cada uno de ellos, unos más que otros, poseía sus egregios templos erigidos por sus siervos, es decir, por sus fans mortales que anhelaban ser merecedores de la gracia y favor de aquellos. Y

Mi tío Benny* y su fobía legítima a la personalización de los vehículos

    “ Esto de las personalizaciones de los vehículos son cojudeces, necesitamos que el mentecato coche, cumpla cabalmente con su endemoniada función para el cual fue ideado, llevarte de un punto A, al punto B, nada más, el resto a la camisa **”  … Sí eso decía mi tío Benny * Y es lo primero que me viene a la mente, ahora que estoy en una concesionaria, y voy examinando estos modernos vehículos que año tras año nos provee el mercado vehicular, para nuestra completa satisfacción. Al parecer estos criterios que tenía mi tío Benny acerca de la única y original, función que debería satisfacer los vehículos a sus propietarios, al parecer ya no es así, son cosas del pasado, Ahora, la principal función felizmente, aún se mantiene, pero sólo es cuestión de tiempo, para que se decante, y tenga el mismo final en que acabaron los teléfonos personales , hacen de todo y muy poco de su función primigenia. Pero por ahora, estos carros además de trasladarnos, al parecer no es suficiente, debemos y

Intentando encontrar una ciudad propia

  Motivado por mi grado cada vez mayúsculo, y máximo rechazo a como la ciudad se ha transformado en un monstruo irreconocible , donde entre otras cosas, el tránsito de peatones y conductores impenitentes , resulta como un acertijo indescifrable, quizás normado por la supresión de cualquier sentido práctico o común de una convivencia racional, y que sólo es superada por reestrenadas primigenias formas de sobrevivencia, a costa de todo y de todos, en fin.Quisiera dejar de lado todo esto e iniciar una nueva ciudad, o cuando menos un feudo particular y privado, basado en mis particulares estándares de disfrute personal.   E n esta ciudad ideal y autogenerada por mí mismo, no pago impuestos , ni de hecho me los despojarían, ni los buenos ni los malos. No hay jerarquías burocráticas de ninguna letra, ni nivel, como las fácticas de carne y hueso, que tratan de esquilmar mis bolsillos. Puedo segregar a mis vecinos , a los no tan vecinos, así como a mis amigos y enemigos. En esta particu