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Redactando una tesis doctoral bajo un esquema satírico

... Ante la evidente imposibilidad de lograr que cualquier texto sobre ciencias duras o blandas y, otras materias relacionadas con la academia formal, llegue a la mayoría de la gente, para que de algún modo todo este conocimiento generado no se pierda en el olvido y cumplan con algún otro objetivo, aparte del muy noble que se los concibió, como apolillarse en los anaqueles de las bibliotecas de las universidades, de los institutos y en fin, de cualquier otra institución académica. Entonces, es hora de repensar en nuevos formatos para dar paso a una eficiente y vasta divulgación. Cualquier documento científico o formal, en general, sigue ciertas pautas básicas y estrictas basado en la formalidad y rigor, en consecuencia, también la redacción y su formato de presentación  responde a dichos parámetros. Se trata entonces, de buscar un vehículo más amigable para utilizarlo como contenedor, y este contenedor que recoge el conocimiento, tiene que romper con los viejos esquemas, para o...

Copy right estudiantil

 

Tal vez sea la "fotocopia" el elemento más importante que recuerde todo estudiante de los 80's y 90's de cualquier centro de estudios.

Posiblemente en el campus universitario, faltaba alguno que otro laboratorio, mobiliario apropiado, aulas, quizás también se carecía de bibliotecas, y hasta de seguro no había una plana docente como Dios manda, en fin, pero lo que nunca podía faltar, o bueno en cualquier campus que medianamente se respete, era tener cuando mínimo, un centro de fotocopiado en cada facultad y, también como Dios manda, y para este caso particular, la prescripción de nuestro supremo creador era, el único mandamiento que verdaderamente se hacía carne.

Auditóriums repletos, o bibliotecas con aforos copados de muchedumbres, o aulas ahítas de bote a bote, no era un indicador de una floreciente comunidad universitaria. No, más bien se tomaba el pulso de su prosperidad, en relación al grado de concurrencia, pero a estos centros de fotocopiado.

Era como si todo trascurriera en torno a esas maquinitas que te sacaban de cualquier apuro. Fotocopiabas los apuntes, de los apuntes de alguien más, algunas separatas del profe, algún capitulo, versículo y, por qué no, todo un libro de cualquier materia. De hecho, cada materia académica, en su syllabus, tenía la indicación de fotocopiar tal o cual títulos o todos ellos.

Creo que el cenit de la industria del fotocopiado llegó a mostrarse en todo su esplendor en estas décadas y sin cargo de conciencia de ningún lado. De hecho, quizás era el sistema más democrático que respetaban profesores, estudiantes, y administrativos, y sin el menor reparo o remordimiento de ningún lado por violar los derechos de autor, pues esto del copyright, era algo así como, un cursito teórico sin la parte práctica y sin créditos asignados a dicha materia.

Creo que ahora todo aquello resulta anecdótico, hoy, los muchachos con los innumerables canales, plataformas de comunicación e información que disponen, quizás les resulte exótico, pero lo cierto es que lo único que se mantiene y sigue floreciendo, es ese cursito teórico que en buena cuenta fue y, que hasta la actualidad subsiste, "el copyright estudiantil", ahora con una pequeña variante, “copiar y pegar digitalmente.




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