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SOY UN SUPER HÉROE

  … Para Mis Mascotas Cuando era chiquito , crío, párvulo, infante o como quieras llamarlo quería ser un super héroe tan igual como aquellos de las tiras  comics  de las revistas que acostumbraba leer, deseaba tener super poderes, volar, luchar por la justicia y salir siempre vencedor de aquellas lides donde los malos pretendían salirse con la suya, en fin. Y también creo que, eran la aspiraciones de todos aquellos chiquillos de aquel tiempo. Eran deseos nobles, como la nobleza de los héroes protagonista que leíamos en las historietas, que mantenían a sus ciudades utópicas libres del crimen. La "tv" era algo secundario e intrascendente mientras corría nuestra niñez, más bien las correrías en los parques, en las calles y campos era nuestra exigencia, diversión y entretenimiento prioritario. Ahora, me llama la atención las declaraciones honestas de cierto niño, interrogado acerca de su héroe favorito y/o aspiraciones. Y reconoce que su máxima aspiración es llegar a conoc

Copy right estudiantil

 

Tal vez sea la "fotocopia" el elemento más importante que recuerde todo estudiante de los 80's y 90's de cualquier centro de estudios.

Posiblemente en el campus universitario, faltaba alguno que otro laboratorio, mobiliario apropiado, aulas, quizás también se carecía de bibliotecas, y hasta de seguro no había una plana docente como Dios manda, en fin, pero lo que nunca podía faltar, o bueno en cualquier campus que medianamente se respete, era tener cuando mínimo, un centro de fotocopiado en cada facultad y, también como Dios manda, y para este caso particular, la prescripción de nuestro supremo creador era, el único mandamiento que verdaderamente se hacía carne.

Auditóriums repletos, o bibliotecas con aforos copados de muchedumbres, o aulas ahítas de bote a bote, no era un indicador de una floreciente comunidad universitaria. No, más bien se tomaba el pulso de su prosperidad, en relación al grado de concurrencia, pero a estos centros de fotocopiado.

Era como si todo trascurriera en torno a esas maquinitas que te sacaban de cualquier apuro. Fotocopiabas los apuntes, de los apuntes de alguien más, algunas separatas del profe, algún capitulo, versículo y, por qué no, todo un libro de cualquier materia. De hecho, cada materia académica, en su syllabus, tenía la indicación de fotocopiar tal o cual títulos o todos ellos.

Creo que el cenit de la industria del fotocopiado llegó a mostrase en todo su esplendor en estas décadas y sin cargo de conciencia de ningún lado. De hecho, quizás era el sistema más democrático que respetaban profesores, estudiantes, y administrativos, y sin el menor reparo o remordimiento de ningún lado por violar los derechos de autor, pues esto del copyright, era algo así como, un cursito teórico sin la parte práctica y sin créditos asignados a dicha materia.

Creo que ahora todo aquello resulta anecdótico, hoy, los muchachos con los innumerables canales, plataformas de comunicación e información que disponen, quizás les resulte exótico, pero lo cierto es que lo único que se mantiene y sigue floreciendo, es ese cursito teórico que en buena cuenta fue y, que hasta la actualidad subsiste, "el copyright estudiantil", ahora con una pequeña variante, “copiar y pegar digitalmente.

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