Viene
a mi mente algunas imágenes cuando era chibolo y, creo que aún subsiste esta “noble” práctica, de
seguir los principios de una doctrina aceptada y generalizada por la mayoría de
la gente, era que, todo taller de mecánica o todo lo relacionado a las
automotrices, tiendas de autopartes, en fin, las paredes interiores de sus locales comerciales, tenían que
estar empapeladas con almanaques o afiches promocionales de chicas lindas provistas
del mínimo atuendo, y se sobre entendía como una bula ortodoxa y expresa, que cuanta
más piel estas lindas chicas exhibían, pues mucho mejor. La verdad hasta hoy no veo
la relación que pueda existir entre una calata* simpática, y cierta solución limpiadora
de un parabrisas, o algún carburador, inyector, en fin, cualquier pernito, o
tuerquita, de cualquier vehículo que se deseaba promocionar. Bueno y en aquel
tiempo, al igual como ahora, grandes y chicos, agradecíamos que los accesorios
automotrices de los “afichitos” estuviesen acogidos en segundo plano, pues en
el primer plano se exponían las bondades de estas geniales chicas.
Creo
que se ha vuelto parte del statu quo que todos damos por sentado, al menos en este
rubro de los fierros, y que al parecer estos posters publicitarios actúan como vendedores
subliminales más eficientes y benévolos que los encargados de carne y hueso de
cualquier tienda.
“¡Pucha!,”
** pero estas nobles estrategias de publicidad y marketing ahora se han mudado
a nuestra world wide web, y resulta como ya mucho o demasiado. Es como si todos
en la web ambicionan y desearan explotar esta pequeña o gigantesca veta anidada
en cada ser humano, y acuden a ellas para vender o promocionar lo que desean publicitar.
¡Diablos
y demonios persuasivos!, hasta los sitios más o menos religiosos no se sustraen
de ellas, y acuden a estas poco ortodoxas y cristianas estrategias de mercadeo,
por lo que, en primer plano de su interfaz promocional, exponen hermosas y lindas
chicas sosteniendo libritos que nos invitan a adquirirlos y gloriarnos con
ellos, y acaso me equivoco, tal vez a gloriarnos con ellas.
En
este punto caigo en la cuenta que nuestro morbo, cualquiera que sea la
definición de este, está en grado sumo, o mayúsculo, y no se necesita ser unos genios para satisfacer nuestros desbordantes apetitos oscuros.
De
manera que de todo esto, llego a colegir que, el único y real mandamiento del marketing es: “si deseas vender, hay que mostrar, y cuanta más piel, mejor”.
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*Calata(o),
dícese como vinieron al mundo
**Pucha,
usase para este caso como interjección literaria.
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