Conjeturaba que yo, ya era un experto en
estos asuntos informáticos, sin embargo, como cada vez que doy por sentada ciertas cosas, compruebo y reafirmo una y otra vez que, soy más tonto de lo que
parezco.
Ahora comprendo por qué un simple ratoncito
puede asustar hasta un elefante. Siempre he usado estos periféricos de los
ordenadores, de hecho, me parecen geniales más que el mismo touch pad que viene
incorporado al ordenador de sobremesa.
Me seduce la idea de usar el ratón
inalámbrico que me cede una de mis hijas en calidad de préstamo perpetuo, y
este no precisa de cables para conectarse a los puertos del ordenador. En
consecuencia, me dispongo ya mismo a configurarlo, para poder usarlo.
Reviso la información que viene por defecto en la interfaz del ordenador, pero me redirecciona a otras pestañas que no tienen nada que ver con lo que estoy buscando. Miro en la red algunos tutoriales, pero no encuentro lo que busco. Consulto a nuestro nuevo oráculo de delfos de la AI* para que quizás los dioses de este reino me pueda generar la respuesta que estoy buscando, pero también es inútil. Cansado de esta tarea de investigación, le hago saber a mi donante que no puedo acceder a configurarlo.
Mi hija se acerca medio sorprendida ante
dicho requerimiento y me dice, ¿configuración?
Voltea al pequeño ratón y de su base extrae,
según ella indica un “dongle”, y lo coloca en un puerto de mi ordenador. Y se aleja
mascullando, ¿de qué configuración habla?
¡Diablos! Hasta los enchufes ahora en
esta era digital, los han bautizado con nuevos nombres. Yo que pensaba hacer
una pulcra configuración o formateo para poder usar este ratoncillo, jamás
pensé que sólo era sacar una llavecita del mouse y ponerla en otro lado, nada
más.
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*AI. artificial intelligence
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