El nuestro debe ser el único país
del mundo donde, los restaurantes tienen las cartillas de menú escrupulosamente
especificadas. Así nos ofrecen las opciones: entero, medio, cuarto, octavo y, otros cuantos "avos" más, cuando nos ofrecen por ejemplo, pollito con papa.
Me pregunto será legal, que te ofrezcan
cualquier platillo: con presa o sin ella, grande, o chica [en alusión a la presencia o falta de proteína animal]. Algunos más osados, especifican el tipo de formato que los contendrá [en plato grande, chico o por gotas]. Solo les falta que cobren por el
hecho de, sólo oler tal o cual potaje.
Lo más justo para ambas partes
tanto clientes como dependientes, ya que estos últimos piensan demasiado en nuestra economía,
tal vez podríamos devolver el mismo gesto al realizar un pago, también fraccionado
o quebrado literalmente. Entonces pagaríamos con un billete entero, la mitad, o
sólo un pedacito de éste, en retribución a sus muy justas ofertas señaladas, y así
todos felices.
O las salas de cine, en la misma línea, también
podrían optar por la opción de ver, película completa, la mitad, el resumen o solo los
avances, aunque la logística sería un poco complicada, bueno, pero estos susodichos muy innovadores
y preocupados por nuestros bolsillos, deberían de ocuparse por esto mínimos detalles.
Te imaginas si los mercaderistas
sólo nos vendieran no un par de medias sino una sola, o sólo una zapatilla, o
un zapato, en vez del par. Tendríamos la opción de elegir el derecho o el
izquierdo. Y ni qué decir de los canillitas, te ofrecerían el servicio de
limpiado y pulido para uno sólo de ellos. ¡Diablos que loco no!.
Antiguamente en los partidos de fútbol
había un giro más o menos similar, se llamaba "segundilla" y en la cual se dejaba
entrar a o todo el público que así lo desease, a ver los últimos 15 o 10 minutos
del match. Sí, yo lo recuerdo perfectamente pues cuando era niño, mi viejo me
había acostumbrado llevarme a ver todos los domingos a ver los partidos de futbol
local -Diablos me pregunto qué es lo que me sucedió desde entonces, pues ahora, no puedo ver ni en pintura el fútbol, pues lo consideró una estupidez colectiva
tal vez más grande que el mismo estadio- En fin, el punto es que, cuando él tenía
que trabajar y no me dejaba algún dinerillo para la entrada yo hábilmente
esperaba estos últimos minutos para colarme y ver los últimos minutos del
evento y al final, salir encopetado más orondo de lo que entre, pues también
había pensado sabiamente que más genial sería salir de una tribuna vip que de una popular. Por lo que me esmeraba en saludar a conocidos
y no tan conocidos y presumir a diestra y siniestra de dicho lance, aunque yo me
había filtrado gratuitamente mediante la segundilla.
Tal vez habría que aplicar este
método, a todas las actividades de nuestra vida, y tendríamos lo que se denominaría la cultura de los quebrados. No en el sentido económico sino, en el matemático que alude las
relaciones de los números y su naturaleza, si lo recuerdas verdad, aquellos que provienen
de los números reales, de la rama de los racionales que dan origen a los fraccionarios,
si en efecto de ello hablo.
Comentarios