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SOY UN SUPER HÉROE

  … Para Mis Mascotas Cuando era chiquito , crío, párvulo, infante o como quieras llamarlo quería ser un super héroe tan igual como aquellos de las tiras  comics  de las revistas que acostumbraba leer, deseaba tener super poderes, volar, luchar por la justicia y salir siempre vencedor de aquellas lides donde los malos pretendían salirse con la suya, en fin. Y también creo que, eran la aspiraciones de todos aquellos chiquillos de aquel tiempo. Eran deseos nobles, como la nobleza de los héroes protagonista que leíamos en las historietas, que mantenían a sus ciudades utópicas libres del crimen. La "tv" era algo secundario e intrascendente mientras corría nuestra niñez, más bien las correrías en los parques, en las calles y campos era nuestra exigencia, diversión y entretenimiento prioritario. Ahora, me llama la atención las declaraciones honestas de cierto niño, interrogado acerca de su héroe favorito y/o aspiraciones. Y reconoce que su máxima aspiración es llegar a conoc

UN TOUR POR LA CITY (ll)

 

Capitulo: el siguiente al que numeraste

 

- Escena 4. Deseas acceder a alguna galería -entiéndase como galeria, en su acepción propia de estas tierras, a tiendas departamentales de retail-  cercana o lejana, pero todas las calles que dan acceso a ellas están cercadas con barras de hierro, a manera de cárceles, cuyo unico objetivo de  su instalación, fue -sólo en el sentido pretérito simple y perfecto de los verbos ir y ser- evitar (otro eufemismo) la presencia de vendedores informales en estos espacios, pero hay mini puertas sabiamente puestas a cada lado de la acera y, una puerta gigantesca de doble hoja que ocupa toda la vía central, pero resulta que todas están cerradas y solo han habilitado la mitad de una hoja de ella, entonces todo el mundo se esfuerza por salir o entrar por dicho espacio, para acceder o salir de algún mercado o galería.

La postal parecería como una toda una ciudad embutida en unas pocas calles arrededor de estas "galerias". En consecuencia, están por supuesto los vendedores de frutas, los de verduras entremezclado con los algunos de abarrotería y prendas de vestir que, inteligentemente aprovechan el mobiliario existente que les brinda la ciudad como, rejas, paredes, banquetas, bombas contra incendios, etc., y algún otro implemento urbano, es admirable lo eficientes que son, en lo que se refiere al uso del espacio y mobiliario que les provee la ciudad.

Si de pronto se te antoja algún bocadillo que picar, aquí encuentras puestos para tal fin, estratégicamente ubicado a izquierda y derecha. La oferta es profusa y variada en cuanto a comidas y bebidas, con innovadoras combinaciones que jamás pesabas podrían comulgar en un mismo plato, por lo que es imposible sustraerse a ello.

Y los encargados de regentar estos restaurantes móviles, a acaso consideran que su ubicación resulta in conspicua, por lo que, con megáfono en mano y un poco de más de mil decibles, se dan a conocer, y anuncian animadamente sus muy nutritivas meriendas. Y hasta tu oido medio, anterior, o de cualquier lado debe de estar felíz, pues, hace saltar a tus tímpanos, dejandote un eco de un agudo pitillo por el resto de la semana o del día, si tienes suerte. Amén de los interminables cláxones de las motos, bicis, camiones buses y cualquier tipo de vehículo que entran en competencia quien hace más ruido, cuál es el más amigable, profundo, agudo, o cuál es el más sonoro. Y hasta he podido descubrir que son sublimes acordes camuflados en ruidos, dispuestos para que podamos escoger y elegir con cual quedarnos.

Si la naturaleza llama, cualquier rincón es bueno total todos los moradores de por aquí, donde la necesidad les urge, allí lo hacen, hasta los canes que deambulan por allí, mientras disfruto alguna delicia gastronómica que se me antojó, alguno de ellos, levanta su patita y sin más ni más le atina a la banqueta que estoy sentado, pues estos, restaurantes al paso tuvieron la genial idea de proveer bancas y mesas para un mejor disfrute, allí, a la intemperie, en medio de la calle.

Otros, gritan de cuando en cuando a voz en cuello ofreciendo sus mercaderías, y también, valiéndose de varios recursos como, música estruendosa, golpeteo de cualquier cosa silbatazos, y todo trascurre como si se tratara de una procesión, pero no hay santito o imagen la cual peregrinar, si no una hecatombe de multitud que pelea por pasar de un lado al otro de la acera y es una formidable lucha, no hay semáforo, ni señaléticas peatonales ni de otro tipo que nos oriente a manera de guía, sólo queda abrirte paso como puedas o como quieras,

A pocos metros eficientes inspectores municipales -autoridades encargadas de salvaguardar y cautelar el ornato- estan charlando amenamente, asumo en asuntos relacionados a cómo mejorar su trabajo o performance, de cómo ser más proactivos en lo que se refiere al orden y cuidado de la ciudad. Otros inspectores un poco más allá, enfrascados, lo doy por hecho, haciendo coordinaciones con sus áreas respectivas a través de sus móviles, mientras motos y mototaxis circulan en cualquier dirección de la calle y, los cristianos de a pie, cual toreros sin ruedo tratan de eludirlos sin pausa.

Mas allá, un desprevenido transeúnte sólo atina a gritar, como invocando un SOS, pero nadie le hace caso, cada uno sigue en sus quehaceres, parece ser parte de la postal citadina, diaria, comun y corriente, pues nadie mueve un dedo, sólo algún curioso espectador, hecha una mirada como para ver si ya termino el atraco* al transeúnte. Entre tanto, unos metros más allá, un policía está sobornando al conductor de un espléndido, maravilloso y último modelo de carro, que oso en cruzar estos reinos, seguramente ha encontrado algún resquicio o un hueco en la ley y, le exige una colaboración** por faltar a las a la reglas de tránsito de la ciudad.

* Robo, asalto.

** Para este caso, mordida, coima.

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