Al ver la cantidad de amigos o seguidores o
como sea que se les llame a estas formas digitales de amistad que ostento en
mis redes sociales, mi mujer queda sorprendida, no lo puede creer, y al poco
rato de salir de su estupor, ¡Pero no tienes uno sólo!, me dice, ¡acaso no tienes amigos de la infancia, de
juventud o de la madurez!, que te sigan, o que te echen una
ojeadita o cuando menos te ignoren, me
interroga. ¡Pues de los primeros no me acuerdo de ninguno, de los
segundos, es mejor no tenerlos a tener uno de aquellos, y ya los de viejo no
tiene sentido! le
contesto. De hecho, nunca he sido amiguero, no pertenezco a dicho clan, más
bien me gusta disfrutar la aridez de mis campos sociales, desérticos de
aquéllos.
Ella, muy considerada, me ofrece cordialmente cederme los suyos, al parecer lo bueno de estos medios digitales es que los puedes adquirir, quizás hasta prestar, arrendar, o fiar, uno, o toda la membresía ambicionada. ¡Diablos!, estos sí que es genial.
Convendría remedarlos en la vida real, por ejemplo,
se debería pedir solicitudes de amistad, y tal vez también se exigiría adjuntar alguna
pequeña cartita, indicando una buena razón para ello, o indicando algún santo y
seña de donde nos conocimos y qué los impulsa a acceder a nuestra amistad, así
nosotros, tendríamos un abanico muy amplio de dónde escoger y segregar nuestras
amistades, y tendríamos amiguis para cada rubro.
Bueno en lo que respecta a mí, así como mi vida real trasciende también
a la binaria, por lo que me resulta imposible reclutar cándidos fans, seguidores, u otras formas
de amigos digitales, o cuando menos, para no pecar de demasiado exigente, de
amigos analógicos, para mis medios digitales. Y en vista que la esperanza de alcanzar dicho propósito
se ve ensombrecida, dado a mis escasas habilidades para generar tales empatías,
me veré en la necesidad de acceder y aceptar ser seguidor de cuanto ser digital
me lo requiera, sea real o imaginario. Por lo que, prometo seguir cabalmente a
todo aquello que se me atraviese ya mismo en la interfaz de la pantalla de mi
ordenador, tal vez así logre arrimar para mis redes sociales, algún mentecato
que quiera ser mi amigo real, o digital, qué más da.
Comentarios