¡Influencer! y qué diablos significa aquello, mis hijas menores me indican que, significa
aquel que debo de seguir cual cristiano pio a su creador.
Pienso tal vez
debería construirle una ermita o mini templo en algún espacio especial de mi
casa, donde le rendiré una merecida y justa jaculatoria. Os ofrendo mi pleitesía por aceptarme ser un
seguidor suyo. Luminarias que hacen mis días más placenteros, plenos
y gratos en este valle de sufrimientos.
Ya
mismo inicio lo que será mi única misión en la vida. Una cruzada para canonizar
a estos seres extraordinarios, por la innegable labor humanitaria que realizan, de
entretenernos desinteresadamente, colmando con su sabiduría nuestro oscurantismo,
llenando de luz nuestra cultura, mostrándome una visión del mundo sumamente
profunda y sugerirme cosas que hasta ahora no sabía que necesitaba y desde
ahora son más imprescindibles que el aire que respiro. Diablos por qué no los descubrí
antes, cuantas cosas me habré perdido, me pregunto, en todo este tiempo que recién
estoy usando las redes sociales. Cómo haré para recuperar aquellos días idos, habrá
que pedirle un bis a estos supremos influ, pues antes de ellos nada, después de
ellos todo.
Me
dictan cómo vestir a quien escuchar y desestimar. Por quién votar, que dieta gastronómica
me conviene, porque valgan verdades son eminencia pura.
Gracias
a ellos nuestro mundo ha tomado color, era insípida hora re verdea y florece. Gracias
a su sapiencia infinita, a su innegable evado IQ, podrían ser los responsables del
próximo gran salto de la humanidad, pero qué digo, si ya lo son, por lo que
nuestra gratitud será infinita. Nunca será suficiente decir gracias TOTALES*.
Lo
que más me encanta es que la gente verdaderamente los siguen y adoran. Darían la
vida por parecérseles o cuando menos seguir sus sabias enseñanzas como si se trata
de una sacra divinidad.
Qué acaso Dios nos los regaló, para nuestro regocijo y bienestar, y sus recomendaciones son más leídas que los viejos mandamientos,
o son éstos los verdaderos mandamientos.
Creo
que Moisés un influencer de su época, cuyas revelaciones no son tan seguidas
como los verdaderos mandamientos de éstos, qué no hubiese dado por ser como éstos. Ni que decir de Pablo con sus 13 epístolas,
estos tuits que mandaba a sus seguidores para sugerirles, seguir las sagradas enseñanzas,
son "chancay de a medio" comparada como las estos influ's.
Son los profetas modernos de nuestros tiempos. A lo mejor Dios los mandó como sus embajadores y ellos aún no lo saben. De hecho, son más adorables que santo en procesión. Nuestro supremo hacedor los colme de su infinita gracia.
Propongo
hacerles unas estampitas para llevarlos siempre con nosotros.
Amén.
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