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SOY UN SUPER HÉROE

  … Para Mis Mascotas Cuando era chiquito , crío, párvulo, infante o como quieras llamarlo quería ser un super héroe tan igual como aquellos de las tiras  comics  de las revistas que acostumbraba leer, deseaba tener super poderes, volar, luchar por la justicia y salir siempre vencedor de aquellas lides donde los malos pretendían salirse con la suya, en fin. Y también creo que, eran la aspiraciones de todos aquellos chiquillos de aquel tiempo. Eran deseos nobles, como la nobleza de los héroes protagonista que leíamos en las historietas, que mantenían a sus ciudades utópicas libres del crimen. La "tv" era algo secundario e intrascendente mientras corría nuestra niñez, más bien las correrías en los parques, en las calles y campos era nuestra exigencia, diversión y entretenimiento prioritario. Ahora, me llama la atención las declaraciones honestas de cierto niño, interrogado acerca de su héroe favorito y/o aspiraciones. Y reconoce que su máxima aspiración es llegar a conoc

Filet mignon

 

Han reparado en algún programa culinario por la tv, en especial donde los críticos o jurados tienen la tarea de evaluar los platillos que les presentan para su examen y cata. Diablos, me pregunto, acaso en realidad sus papilas gustativas perciben todos esos sabores, texturas, perfumes y toda esa gama espectacular de cuadros, detalles y descripciones que hacen al respecto y nos lo narran.

Al ver y escuchar ello, pienso, que sus paladares, no son simples paladares, tal vez acaso poseen, o estén dotados de algo así como, super tactos gustativos, creo que ni el dios de los paladares, pueda hacer la descripciones pormenorizadas y complejas que ellos logran arrancar a cada bocado evaluado y que una a una, o todas a la vez, sus papilas les van susurrando lo que van explorando, mientras disfrutan el convite.

Me pregunto, si acaso en cada bocado que realizan, reflexionan, recapitulan, vuelven a evocar, comparar y buscar en su atlas personal de recuerdos, las imágenes, olores, texturas, sabores y en fin toda esta gama de argumentos que nos lo hacen saber con términos, que al menos yo, jamás hubiera pensado en describir como, por ejemplo, un simple pescado frito con alguna guarnición, o cualquier pasta con algún otro elemento, o en fin cualquier platillo.

Pues no hay manera de percibir aquello que describen, y es que, cómo se siente un estallido de sabores. O cómo puede acariciar mi boca, una tenue y satinada textura de una corteza caramelizada de cualquier proteína vegetal o animal. Ni siquiera logro concebir a cabalidad lo que me quieren decir, menos tal vez encontrar aquellos sabores que según, el juez o catador a cargo de tal proceso, estos sabores se hallan presentes en el plato en cuestión. No, mi paladar no entiende ni percibe lo que estos sibaritas culinarios sintetizan como, un relámpago de un verano en tu boca al morder un vegetal. O qué es, el bouquet de sabores que los transporta a un éxtasis perpetuo de un filet mignon a término medio.

Quizás lo más obvio que puedo y logro percibir de aquel filete de carne presentado, es que su espesor es de acaso cinco centímetros o más, y diablos, pesa de seguro un kilo cada uno. ¡Diablos y demonios gastronómicos!, Pensar que, en mi casa, cuando se me antoja un bistecito, apenas llegan a unos pocos gramos, y su espesor no llega ni a medio centímetro. De allí presumo que les encante, este tipo de carnes medias crudas y sangrantes, pues no hay un fogón del infierno que logre cocer dicho corte. Lo llaman como término medio, tres cuartos y, en fin, todos los quebrados que quieran, pero para mí, no hay manera que me den uno de aquellos, a menos que este super y bien cocido, sin el menor rastro de sangre, porque así lo quiero, así debería hacerse y así será, aunque sea sólo en mi casa.


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