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SOY UN SUPER HÉROE

  … Para Mis Mascotas Cuando era chiquito , crío, párvulo, infante o como quieras llamarlo quería ser un super héroe tan igual como aquellos de las tiras  comics  de las revistas que acostumbraba leer, deseaba tener super poderes, volar, luchar por la justicia y salir siempre vencedor de aquellas lides donde los malos pretendían salirse con la suya, en fin. Y también creo que, eran la aspiraciones de todos aquellos chiquillos de aquel tiempo. Eran deseos nobles, como la nobleza de los héroes protagonista que leíamos en las historietas, que mantenían a sus ciudades utópicas libres del crimen. La "tv" era algo secundario e intrascendente mientras corría nuestra niñez, más bien las correrías en los parques, en las calles y campos era nuestra exigencia, diversión y entretenimiento prioritario. Ahora, me llama la atención las declaraciones honestas de cierto niño, interrogado acerca de su héroe favorito y/o aspiraciones. Y reconoce que su máxima aspiración es llegar a conoc

Νή τόν Άγνωστον (Ne ton Agnoston) EL DIOS DESCONOCIDO


Cuando era chiquillo tenía en mi mente la idea que Dios era como el de las fotitos e imágenes, retratos y efigies que se exhibían y exponían en los atrios, paredes, urnas, ermitas de cualquiera de las iglesias, templos, y otros. O aquellas otras figurillas mostradas por cualquier dogma, culto, cofradía que se profesaba. Me imaginaba invariablemente como un espléndido humano.

En la antigüedad, en específico los antiguos griegos, poseían innumerables dioses, a los cuales designaban con diferentes nombres, y atributos. Sin embargo, muy sabiamente, había cabida para elagnostou theou* en sus templos, destinado para todas aquellas personas que tenían otras formas de pensar, y para que éstas, puedan presentar sus ofrendas al dios que poseyeran.

Mi Dios, no está representado por una imagen real o ficticia, de aquellos días, cuando era aún un mozuelo. De hecho, es más íntimo y propio, que está más allá del bien y del mal, de cualidades personales y mortales. En efecto, no lo puedo reducir a darle atributos humanos, en consecuencia, aceptar a un dios, castigador, rencoroso y que adora que le prodiguen, mañana tarde y noche alabanzas y lisonjas. Me niego a creer que tenga algún pueblo, raza, etnia preferida, y que sólo haya hecho promesas y alianzas con éstos y para ellos. De allí que, algunas religiones humanas se irroguen, el hecho y derecho de ser su pueblo predilecto y escogido.

Creo en el Dios que me creó tal cual, para que pueda vivir y ser feliz donde quiera que este. No precisa de mis súplicas, ruegos y alabanzas, pues ya sabe lo que callo y necesito. Tal vez se parezca al dios, de los antiguos helenos. A ese Dios desconocido, que no tiene bandera, ni país, pero es universal, y también muy íntimo. Es el Dios que está y se manifiesta diariamente, a través del aire que respiro, al contemplar alguna estrella solitaria, en el amor de la familia, a través de los hermosos colores que irradia una puesta de sol, y hasta en el ronroneo sincero de gratitud que me prodiga, mi gato, mientras lo acicalo.

Tal vez este equivocado, pero ello es irrelevante, frente al hecho de que éste me puso acá, en la tierra, para buscar mi pedacito de felicidad, alado de todo lo que creó a mi alrededor.

 

*Νή τόν Άγνωστον, elagnostou theou. Grafía Griega que significa El Dios Desconocido.

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