En vista que extravié mis documentos personales, entre
ellos mi carnet de vacunación y mi cédula de identificación personal (D.N.I) *, ahora
tengo que cargar conmigo y a todas partes un folder tamaño A4, cuyas dimensiones son, 8,27 pulgadas de ancho por 11,69 pulgadas de altura, o mejor aún para estos
dominios, 21
cm de ancho por 29,7 cm de altura, y refugiar en él, las copias en el mismísimo
formato, de los documentos que acreditan la pérdida del DNI, y la copia del
carnet líneas arriba explicado. Y no lo llevo virtualmente conmigo, porqué esto
de cargar un móvil todo el tiempo, bueno, aquello no es lo mío.
Después del extravío, me dirijo receloso a
gestionar una denuncia o aviso de pérdida documental, en la institución a cargo de estos procedimientos. Y contra todos los vaticinios,
y dado a mis pasadas experiencias sobre trámites, gestiones, diligencias o, despachos burocráticos por más insignificante que sean estos, en cualquier ente
público, perpetuamente siempre han sido fallidos.
Y conocedor acerca del funcionamiento de los sistemas
policiacos, conjeturaba un encuentro del tipo, ya super conocido y engorroso,
por los incontables requisitos y prerrequisitos que te solicitan, por lo que,
antes de iniciar la tarea ya me percibía rendido.
Sin embargo, tal vez me topé con un funcionario
que raramente, uno se encuentra en la administración pública, ya que de
ordinario éstas, están desiertos de estos seres "extra ordinarios", con cualidades
como por ejemplo de brindar un buen servicio y tal vez de hacer algo más por uno,
además de lo gestionado. Es así, que este buen funcionario, me extiende el documento que acredita la
pérdida del DNI en forma expeditiva y, me indica, además, cómo puedo gestionar el duplicado, y según sea mí elección, lo puedo obtener en forma, presencial, en línea, o inclusive
me indica que hay unas máquinas dispensadoras de estos documentos, ubicados en
ciertos lugares. De hecho, me entrega también una copia del carnet de
vacunación. Por lo que me ahorró el tiempo de ir a casa, entrar en mi
ordenador y descargarlo de la red e imprimirlo. Pues ahora, para acceder a
cualquier lugar te solicitan ello. Y es que un buen servicio o estos pequeños y, hasta triviales gestos de hacer algo más de lo solicitado, me hace re pensar
que en la administración pública hay aún personas que tratan de hacer un buen
trabajo y tal vez dar un poquito más al cual están obligados.
Pero esta efímera alegría duró poco, cuando me acerco
a una tienda retail de artículos alimenticios, no obstante, sabiamente tuve la
precaución de llevar la copia del certificado de fumigación o perdón de
vacunación, que se me expidió, al lado de la copia de la denuncia policial por
extravío de documentos personales.
La persona encargada de cautelar las puertas de
este mall, examina mi “file” que llevo, observa dicho documento y lo examina
juiciosamente y, realmente quedo admirado por el rigor puesto en el escrutinio, me hace recordar por la mañana, a aquel
policía que eficientemente cumplió con su labor, y me brindó un buen servicio
y, es más, hasta me dio gratuitamente la copia del certificado de vacunación y
que ahora estoy mostrando.
Ahora, me indica a manera de requerimiento imperativo: "¡DNI!" y, le extiendo la otra hojita donde consta la pérdida de dicha cédula, pues aún no tengo el documento real, en físico, pues esto de tramitar el duplicado por la red, me resulta también como un pequeño vía crucis, pero ello es otra historia. Pienso que está cumpliendo con su tarea encomendada, ni hablar, pues al parecer, la sola presentación de este documento no garantiza que verdaderamente el portador sea el que dice ser, pues la desconfianza es un deporte nacional, por lo que, hace un cotejo escrupuloso de aquello que le presento. No obstante, al mismo tiempo añado, que por la mañana perdí los documentos, pero, sin embargo, tengo la copia de la denuncia por pérdida, expedida por el ente respectivo. Pero ¡diablos!, y hasta la documentación son puestas en tela de juicio, pues no hay fotito que den fe de ello y acredite y me corrobore como el real titular de ellos, de manera que, sin DNI no puedo ingresar al local a comprarme esos baguettes que, tenía planeado acompañarlos en mí lonche vespertino.
¡Diablos y demonios cautelosos!, en este punto me pregunto, si acaso
las eternas trabas de la burocracia pública, ahora se mudó al sector privado, pues por la
mañana recibo un buen servicio en una institución pública, y ahora por la tarde, me impiden el paso al
interior de la tienda departamental privada, hasta que no acredite verdaderamente
que el portador de estos documentos sea realmente yo.
Por lo que, pienso en regresar a casa y traer conmigo, mi pasaporte, mi licencia de conducir, mi carnet de colegiatura y tal vez llevar los certificados de estudios del jardín de infantes, del kinder, de la escuela, en fin. Y quizás, cualquier otro documento que contenga alguna fotito
mía, y pedirle algún vecino honorable,
me pueda acompañar para que dé fe, que realmente soy yo el portador y dueño de
los documentos que llevo y, que no miento, y tal vez así pueda comprar y disfrutar de esos baguetitos
que me había imaginado en mi mesa vespertina.
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* D.N.I: Acrónimo de cédula o documento
nacional de identidad.
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