Parte subsiguiente a la precedente o final
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Yo como el único “alfa” del hogar, en consecuencia, el responsable de realizar
la noble tarea de sacar la basura, para su recolección semanal por los
encargados del reciclaje. Siempre me topaba que, dentro del contenedor, estaban
todas y cada una de las bolsitas que cariñosamente habíamos colaborado toda la
familia en su colección, en consecuencia, las habíamos seleccionado, limpiado y apartado, para facilitarles
el trabajo, a los señores del reciclaje.
Inocentemente
creía que el culpable de toda esta discriminación de llevarse todo menos las bolsitas
plásticas, el único y real culpable era el reciclador callejero que, siempre
está hurgando en los contenedores del vecindario para llevarse lo que solamente a él, le
interesa.
Así que un día, cansado de ver como quedaban, todas las bolsas plásticas tal cual la habíamos apartado, me auto impuse el deber de encarar dicho comportamiento, y estuve al acecho toda la mañana, del día asignado para recolección el reciclaje.
Pero el susodicho reciclador ambulante, nunca apareció, más bien veo como los mismos encargados municipales de recogerlas, escudriñan y se llevan todo menos el arrumaco de bolsas, dejándolas dentro de nuestro contenedor, así que me acerco y les hago ver que, se "están olvidando" de llevar las bolsas que, nosotros durante toda la semana, afectuosamente acopiamos para el reciclaje, pues consideramos que con esta acción, estamos contribuyendo a sacar del medio ambiente, estos dañinos y no biodegradables artículos., pero los encargados, me dicen que, aquello no es reciclable o no está considerado para llevarse, y lo que debo hacer es, adjuntar estos plásticos a la basura orgánica que diariamente recogen los otros encargados. ¡PLOP Y RE-PLOP!
¡Diablos y demonios ecológicos!, yo que pensaba que, el mayor daño al ambiente, lo hacían precisamente estos plásticos, y que, al fin y al cabo, van a dar de un modo u de otro, a nuestro mar.
En fin, al parecer mis dudas razonables ya descritas en la primera parte de este artículo, siento que me
golpean nuevamente en la cara, lo que me hace sonreír, pues esto de echarme a llorar,
creo que sería muy poco eco-amigable y, vuelvo a reiterarme que, tarde o
temprano el “alfa” de esta choza, siempre tuvo y tendrá la razón.
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Por cierto, para este y en algunos otros artículos, el autor recurre a la familia de fuentes del tipo UBUNTU para plasmar y mostrar sus desvaríos. UBUNTU, palabra de origen sudafricano y que da vida al concepto de "soy yo, porque somos nosotros".
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