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Jaquearon mi internet

  Quedarse sin red es lo peor que podría pasar en casa, todos salen despavoridos de sus rincones a ver qué es lo que ha pasado. Y es que la señal de la red en casa, últimamente se está volviendo más y más inestable. De manera que, mi mujer encargada de todos los procedimientos legales de filiación con la empresa proveedora del servicio, en consecuencia, es la delegada de activar y gestionar los protocolos de emergencia burocráticos, que haga posible de manera inmediata y efectiva que nuestra red vuelva a la vida, y que nuestras vidas no sucumban ante el caos. Recuerdo, hace algunos lustros atrás, cuando la red estaba en sus inicios, los sistemas de seguridad eran prácticamente inexistentes por lo que durante mucho tiempo accedimos en casa, a la red de una empresa vecina colindante, de manera que, usufructuábamos de este servicio gratis en toda la casa, sin pagar un chelín. Pero los años pasan y todo cambia, ahora hay ciertos códigos o claves encriptadas que hacen que tu red sea e

Ofrenda y holocausto al gran señor nuestro router

 

El enrutador o router de la casa está ubicado en el segundo piso de nuestro hogar y cuya ubicación, pues, responde al argumento de hacerle la vida más fácil a este aparato digital. Con el altruista ánimo de ayudar para que en verdad cumpla a cabalidad su función de, encaminar, optimizar eficazmente los diferentes aparatos informáticos que tenemos en casa, con la red de redes. Este aparato resulta ser, algo así como, un eficiente policía de tránsito que orienta a los diferentes conductores por donde tienen que ir, para que se genere una buena fluidez, de esta manera, la señal es perfecta en toda la casa, o bien eso creía yo.

Últimamente La señal de la internet en casa es inestable, de pronto estas navegando por la red y ¡zas! la señal de súbito se interrumpe, como si encallarás en algún banco de obscuridad y vacío, pues lo único que muestra la interfaz del ordenador es una página en blanco con ciertos mensajes que, al parecer estos gestores digitales, que administran tales sistemas, le parecerá gracioso, pues detectado el problema surge la referencia: “ No está conectado La web no es lo mismo sin usted

Como saborearía retrucarles, ¡por supuesto que la red no es la misma sin mí! pero lamento no poder hacerle llagar mi dúplica. Más no por falta de intención, si no por la falta de un menú contextual donde plasmar y descargar mis emociones. En consecuencia, sólo atino a salir sobresaltado y, gritando a los cuatro vientos, ¡no hay internet no hay internet!

Es como un llamado o señal de alerta ante un desastre en ciernes, y ante el cual todos los miembros de la comunidad del hogar, salen presurosos de sus habitaciones como si en verdad se tratase de un movimiento sísmico.

Y uno a uno va diciendo, ¡qué paso!, ¡no tengo red!, ¡no hay internet!, ¡se fue la internet! Y todos unidos como miembros plenos de alguna feligresía nos congregamos alrededor del router, como para rendirle alguna ceremonia o tributo ante tal evento cataclismico, hasta nuestro gato, que ha hecho de este dispositivo su madriguera, atina a lanzar algunos maullidos, no sé realmente si se trata de una señal de comunión aprobatoria que, también él se suma a nuestro ritual de ofrenda y holocausto, ante tal aparatito, o sólo para decir que, no es para tanto tanta alharaca.

De hecho, este aparato digital, que hace posible la conexión de todos nuestros sistemas particulares con la webiña del señor, es uno de los pocos elementos que logra congregar a todos los miembros del hogar, en un solo lugar al mismo tiempo.

En consecuencia, cuando le llegue el tiempo de su jubilación, pues le construiré un lugar especial en la casa donde acabe su retiro sabático, como reconocimiento a sus enormes, grandes servicios prestados y, sobre todo en agradecimiento de ser un elemento de comunión familiar.

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