Rechazamos las cookies por lo que tampoco las configuramos en nuestros sitios digitales
Como nos es
indiferente lo que hurgas y examinas en cualquier dominio o subdominio de la
web, y porque tenemos la convicción que, el “derecho al olvido en el mudo
digital” debería de ser considerado como, el único y supremo bien que toda persona debería de exigir. Es que nuestro crew editorial*,
ha decidido dejar de lado esta configuración en las páginas de cada uno de nuestros sitios. No obstante, la manifiesta exigencia de todos estos algoritmos que
coaccionan a ello, por lo que, nos declaramos en ¡franca rebeldía digital
!
Dado a que iterativa y porfiadamente somos objeto en la red, de todos los mercantilistas algoritmos que
se pelean por saber de nuestras preferencias, mientras navegamos por la red, y
hasta se nos niega el acceso a tales dominios, en tanto y cuanto no se dé consentimiento
expreso y cabal para que nuestra información privada sea acopiada por sus “galletitas”,
es por ello que detestamos todo tipo de intrusión flagrante o disimulada.
Ciertamente, haríamos una excepción y, de hecho, estaríamos plenamente de
acuerdo que toda esta información personal recopilada fuera descargada y usadas
para efectos prácticos cómo, mejorar nuestras experiencias y encuentros cercanos, como por ejemplo, con la burocracia pública o privada sea virtual o real, pero como sabemos que ello no será así, pues lo que buscan todos estos
sistemas operativos cerrados, es comercializar nuestra natación digital, en
consecuencia, nos negamos a tragar estas galletitas
amargas.
De manera que, si eres
un parroquiano de alguno de nuestros despropósitos digitales, te decimos, primero, que nos alegra saber que
seas un caserito nuestro, por lo que no sabemos sí celebrar o llorar, y segundo,
y más importante, es que tal vez te parezcas o seas como nosotros, en consecuencia, una persona rara y distópica que aún subsistimos en este valle digital, que nos negamos a usar narigueras, bozales, o cualquier procedimiento de sujeción y coacción digital, que camufladamente o sin disimulo, nos tratan de guiar a cierto bien o servicio.
De manera que, en esta nuestra pequeña e insignificante república independiente y sobre todo espacio libre
para la lectura, celebramos la libertad de elegir nuestro
camino, errado tal vez, pero es nuestra elección.
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