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SOY UN SUPER HÉROE

  … Para Mis Mascotas Cuando era chiquito , crío, párvulo, infante o como quieras llamarlo quería ser un super héroe tan igual como aquellos de las tiras  comics  de las revistas que acostumbraba leer, deseaba tener super poderes, volar, luchar por la justicia y salir siempre vencedor de aquellas lides donde los malos pretendían salirse con la suya, en fin. Y también creo que, eran la aspiraciones de todos aquellos chiquillos de aquel tiempo. Eran deseos nobles, como la nobleza de los héroes protagonista que leíamos en las historietas, que mantenían a sus ciudades utópicas libres del crimen. La "tv" era algo secundario e intrascendente mientras corría nuestra niñez, más bien las correrías en los parques, en las calles y campos era nuestra exigencia, diversión y entretenimiento prioritario. Ahora, me llama la atención las declaraciones honestas de cierto niño, interrogado acerca de su héroe favorito y/o aspiraciones. Y reconoce que su máxima aspiración es llegar a conoc

Hágase la LUZ

  

Me encuentro gestionando el servicio de luz para mi predio, y necesito una autorización de la municipalidad donde se ubica, para llevar dicha hoja a la concesionaria de luz. En la "muni" me indican que, tengo que hacerlo virtualmente, porque solo laboran de esa manera por motivo de la pandemia.

Reúno toda la documentación y lo descargo en su pagina habilitada para tal fin. Genial y contra todos los pronósticos, todo discurre de una manera, fácil, rápida, simple y accesible. Me digo a mí mismo, que su sistema digital debería de ser emulado por otras municipalidades de la ciudad, que digo, por todas las municipalidades del país. Es más, por todas las municipalidades del mundo.

Al siguiente día, recibo la noticia a través de un correo, ¡su solicitud ha sido denegada! pues entre la documentación revisada falta la solicitud. Bueno en realidad si esta, sino que, la quieren en otro formato. Tonto yo, no haber previsto ese pequeñísimo detalle, y me apresuro a enmendar el error de buena gana.

Al revisar mi correo al siguiente día: ¡su solicitud ha sido denegada! Nuevamente, ¿Y ahora qué?, me dicen que solo falta un detalle, un cierto pago por el derecho de trámite. Y de hecho este pago, si puede hacerse en forma presencial, pues sus oficinas están abiertas para brindarme una mejor atención…¡Plop! sin embargo, me dan la opción de hacerlo virtualmente. Cuya opción la tomo y procedo a su inmediata cancelación. Por fin digo, todo terminado.

¡su solicitud ha sido denegada! Es lo primero que encuentro en la bandeja de mi correo al siguiente día. Tendría a que haber validado boucher emitido por el banco. ¡Diablos! Como si fuera yo un pitonizo, y que carajos significa validar el boucher, me pregunto. Pues significa nada menos que, indicar el nombre del depositante, el día, la hora, fecha, y el origen fuente de la transferencia. Es volver a transcribir lo que dice el bendito boucher.  A caso no lo pueden leer ellos. Y de repente quieren hasta una declaración jurada de los orígenes impolutos de mis fondos, y tal vez de un par de testigos que den fe, que no miento.

Al siguiente día, ¡su solicitud ha sido denegada! Ahora resulta que hay otra mesa de partes virtual para tal fin, y solo para este fin. Luego hay que volver a la primera pero con el aval de ésta.

Por fin, después de muchas idas y venidas, me apresto con ansias a esperar el susodicho documento.

Hasta esta altura ya dejé de contar los días transcurridos. Cuando abro la bandeja de entrada de mi correo con mano temblorosa, estalla ante vista esta endemoniada frase ¡su solicitud ha sido denegada! Ahora se han percatado que, en la solicitud inicial, falta el nombre completo de su excelentísimo y supremo señor alcalde. ¡No faltaba más!. Pucha, yo que mentecatamente pensaba que la institución trasciende al personalismo. Tal vez me pregunto en este punto, debería incluir también el nombre de su esposa, amante e hijos y de su perro y quizás de toda su parentela. Bueno no que me queda de otra.

Estoy a punto de abrir mi correo, si definitivamente allí esta, con letra clara y precisa y contundente ¡su solicitud asido denegada! Estallo, estoy apunto de destrozar mi ordenador. Pero antes lo reviso de cabo a rabo pienso que se ha filtrado algún virus endemoniado, y que repite este mantra una y otra vez, solo para molestarme y sacarme de mis casillas. Pero no, es muy real, la frase sigue allí, incólume, hasta cierto punto soberbia, fría, caprichosa, tiene vida propia…. Creo que este ente burocrático me ha vencido. 

Pasado mi arrebato, sigo leyendo y me indica que, que toda esta información tengo que descargarla en otra mesa virtual, y con sus respectivos formatos. Nuevamente ¡diablos!, cuantas mesas virtuales tienen, me pregunto.

En fin, trato de apresurar las cosas, pues la empresa solicitante del documento me ha dado un mes de plazo para conseguirlo, de lo contrario tendría que empezar desde cero. Y ya han pasado dos semanas. Así trato de poner toda la información en los nuevos formatos y plataformas, pero nada de nada, naca la pirinaca. Su sistema no acepta la información, porque mi archivo es muy pesado, y no porque mi predio sea del tamaño de un palacio, sino por la cantidad, de documentos inútiles que piden anexar. Ya no sé qué hacer, pues mi conocimiento de informática llaga a este punto. Pido la ayuda de mi esposa que es mas ducha en estos menesteres, la de mis hijas que lo son aún más, pero nada.  Por último, llamó mi hermano un erudito en sistemas binarios enviándole un urgente S.O.S., el sabiamente, lo craquea, lo chanca, lo comprime, lo vuelve a chancar y todos esos malabares cibernéticos. Ya esta listo, y cuando estamos apunto de descargarlo, su sistema ya no da acceso. Son las 16 horas de la tarde y pasada de esa hora, ya no laboran, me sugieren intentarlo mañana nuevamente. ¡Plop!

Por fin, son la ocho con 15 minutos del día siguiente, fecha que pasara a mi historia personal como digna de conmemorar.  Se refleja en mis ojos vidriosos por la supina alegría, una frase que jamás imaginaria cuan significativa seria ¡su solicitud ha sido aceptada!  Oh bendito sea nuestro señor. Y a continuación me indica que, tengo que espera una semana para recibir virtualmente el famoso documento.

En efecto, pasa la semana y allí está en la bandeja de mi correo. Me apresuro a imprimirlo. Lo sostengo entre mis manos temblorosas, como un trofeo digno de un luchador imponente, que ha vencido a un temerario adversario.

Leo el documento, como saboreando letra por letra el sabor de la victoria, pero a allí está un error en la numeración, de la dirección de mi predio. Dice 251 B cuando debería de decir 261 B. Inmediatamente los llamó y les hago ver el error, me prometen que al día siguiente lo enmendarían. En efecto nuevamente leo el documento para comprobar la rectificación, y lo han hecho, pero ahora dice, en el nombre de la urbanización: Santa Lucia cuando en realidad debería decir: Santa Luisa. En este punto ya nada me sorprende, y nuevamente los encaro, les explico que les he remitido información profusa y precisa sobre la dirección de mi predio. Y les hago ver su poco profesionalismo, y falta de rigurosidad al momento de transcribir los textos.

Me dicen, sin empacho, ni vergüenza que, tendrían que estudiar el caso y hacer una revisión exhaustiva del documento, por lo que, les llevaría una semana hacer aquello. ¡Plop!

Lleno de impotencia, me repliego en el sofá de mi sala, solo atino a escuchar la radio para relajarme y ¡OH¡, sorpresa el locutor anuncia, una nueva cuarentena, para el país, de efecto inmediato, y con ella adiós a mis sueños de la luz propia.

 

 

 

 

 

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