Cuando
me llaman de casa para informarme que están colocando el medidor de luz
solicitado para mi predio, hace… bueno ya perdí la cuenta del tiempo, pero eso
no importa ahora, pienso hoy será un genial día.
Me
apresuro en regresar y observar insitu tan magno acontecimiento. Jamás había
reparado que dichos aparatejos, medidores de luz, vatihorímetros, contador de
luz o de electricidad, o como quiera que se les nombre, llegarían a convertirse
en objetos tan importantes para mi vida con una trascendencia que muy pocos han
logrado con tal magnitud.
Me
he convertido de un tiempo a esta parte, en testigo ocular, inquieto observador
de todos estos aparatos que se encuentran adosados en las paredes de las casas que envidio y admiro.
Cada
vez que voy caminando por las calles de cuando en cuando me detengo por unos
minutos a examinarlos con curiosidad, los veo de un ángulo, o del otro, de
perfil, de arriba abajo, me gusta contemplarlos en diferentes planos y ver toda
su magnificencia. Están hospedados por cierto en diferentes en insospechados
lugares, de allí no me explico porque la exigencia de la proveedora del
servicio, de obligarme a colocarlo en el frontis de mi predio, aun cuando no
contaba con dicha pared frontal pues, todo lo que había era una puerta enrollable
que ocupaba todo el pequeño frontis de mi propiedad. Tuve que sacarla toda ella
y construir un par de columnas medio metro más adentro del frontis original,
para poder alojar allí, donde se ubicaba la puerta, el bendito muro que sería
es hospedador del medidor, no obstante, de contar con una soberbia pared
lateral libre y espaciosa, pero inútil según la empresa proveedora del servicio,
pues su lugar es al frente y no en otro lugar.
Si
en efecto, en todas mis incursiones curiosas por la ciudad observo que, los hay
en todas las ubicaciones, uno más abajo que otros, tanto en frontis, así como
en PAREDES LATERALES, dispuestos en paredes de cocheras internas y
externas, en las entradas de los edificios, en sus salidas, que, por cierto, algunos
van emparejados, solos, o en grupetes. Es decir, para todos los gustos, todas
las gamas de disposición, en hileras, filas o columnas, unas tras otra a manera
de casilleros escolares y que, por cierto, al parecer no responden a ningún
plan calculado ni algo parecido.
Algunos
vecinos astutos en las puertas de sus casas han colocado unos avisos, “PARA MEDIR
LA LUZ TOCAR LA PUERTA”. Presumo lo tendrán
ubicado en un lugar muy especial al interior de su hogar debido a la
importancia y lo que resulta ser un verdadero pandemonio conseguir uno de
aquellos por lo que, es justo ubicarlo en un preciado y bien merecido lugar de anidamiento.
Lo tendrán guardado en algún cofrecito, una caja fuerte o de super seguridad en
alguna urna sagrada para su consagración. Yo prometo ni bien me lo ubiquen en mi predio,
tomarle una fotito a color y de cuerpo entero, la llevare siempre conmigo a
manera de “estampita”.
Ahora
vengo a comprender porque los vecinos precavidos ponen una rejilla reforzada de
fierro con cualquier otra aleación que la haga inexpugnable y le adosan el más
confiable de los imponentes candados que el mercado les pueda proveer ya que
fungirá a manera de guardián de tan preciado bien, pue no se vaya a perder y
para su recuperación o para que te coloquen uno nuevo la odisea de conseguir
alguno de ellos, rebasa todos los limites inimaginables, de interminables idas
y venidas, de papelería y comunicación inútiles que sobrepasan todos los
limites humanos.
En
fin, llego presuroso para ver el magnánimo suceso del año y ¡oh sorpresa!, me
informan que nuevamente han procedido a su retiro, taparon la zanja que
hicieron y se marcharon.
Pero
qué fue lo que paso, me pregunto, no me explico qué ocurrió, acaso les plantaron
mala cara, no le sirvieron algún cafecito a los señores técnicos que estaban
poniendo el preciado medidor.
Estoy
completamente aturdido, perplejo, luego de una mezquina alegría, esta se tornó de
pronto en tristeza, decepción e impotencia, no necesariamente en ese orden.
Sólo
dejaron un papel escasamente legible y en que apenas puedo adivinar lo que
dice, y es que me acerque a sus oficinas.
Voy
para allá ni bien raya el día siguiente, y me comunican que como yo había
solicitado el servicio trifásico, al realizar la conexión subterránea no encontraron
las líneas, sólo han encontrado monofásicas.
¡Diablos
y demonios! después de un año y varios meses, de pasar por estudios de pre-factibilidad, de factibilidad, ruteo líneas y de visitas de inspección a mi
predio y un par más de inútiles estudios. Ahora me dicen que no pueden conectar
la luz porque solo hay dos fases en sus redes.
Les
explico que la casa vecina del costado, colindante con mi predio funciona una fábrica,
y hasta hay un transformador de alta tensión allí mismo en la misma acera junto
a mi predio. Acaso no disponen de planos, croquis o algún cuaderno borrador
como una ayuda memoria donde se pueda ubicar sus redes.
Me
aseguran que en 7 o más tardar en 21 días solucionaran este pequeño impase.
Ni
hablar me retiro, tratando de encontrar en el eco de estas promesas una leve
esperanza.
Pero
transcurrieron aquellos y nada, transcurren tres meses de dicho evento y nada
hasta que trato de por todos los medios de comunicarme con una persona
responsable que den solución a mi problema. Pero no, no hay nadie para mí. Es
como si todos los dioses de universo se esforzarían en impedir se haga luz en
mi Reyno……
Mi
mujer me dice la única opción es quejarte en su FACE eso los expondrá y
te darán solución en un santiamén.
Y
esperanzado en dicha sentencia, así lo hago. Pero al otro lado hay una máquina
o persona que responde, y resulta ser tan o más impenitente que las otras vías
de comunicación y solo responden mecánicamente, que disculpe la molestia pero
que están trabajando en ello.
Una
y otra vez me quejo, me vuelvo a quejar, me re y no sé cuántas requejas más les
hago a través de su FACE, hasta que después de, interminables días y
semanas un alma piadosa osa en devolverme la llamada a mi móvil y afirma que
esta vez sí o sí dentro 14 días pondrán el medidor…
Comentarios