Si no eres un parroquiano de estos
feudos*, la primera impresión que te llevarás al husmear panoramicamente, creerás
que se trata de una ciudad que tal vez en algún momento de su historia tuvo algún
origen, o una marcada influencia sarracena, bueno era lo que yo creía, por la
cantidad de rejas colocadas en y por toda la ciudad …
Sí, hay rejas en las ventanas, en
las puertas de las casas, alrededor de estas. Hay rejas sobre rejas, y más
rejas que al parecer socorren a otras rejas. En los techos, en lo alto de las fachadas
y azoteas, en las escaleras, calles, pasadizos, en jardines, en edificios,
parques, urbanizaciones, comunidades. Al parecer, hay rejas interiores exteriores
y ¡diablos! hay hasta rejas mentales, en fin.
Creo que ni los sarracenos,
explotaron y sobre utilizaron este elemento como lo hacen los ciudadanos de
estas tierras, a manera de una cuestión de delirio de persecución y amparo. Y,
de hecho, no entiendo cómo los sarracenos escogieron estos dispositivos como
representante de su iconografía, pues esta comunidad, inicialmente fue nómada del
desierto, y por antonomasia, almas libres y errantes, y después cuando se
volvieron sedentarios, hicieron de estas barras de hierro su patente de corso
en cualquier reino que conquistaron.
Y como al parecer, estos elementos, acá
en la ciudad llegaron para plantarse, y hacerse permanentes, sugiero hacerlos en
formatos novedosos, innovadores, atrevidos, y hasta disruptivos, que rompan ese
esquema de verlos como barrotes fríos monocromáticos, a manera de nuestras
privadas prisiones.
Así las tendríamos en colores y formas
más armoniosas, y hasta artísticas, de acuerdo al gusto del demandante. Por
ejemplo, sería muy cool ver rejas, pero en forma de árboles o cualquier tipo de
floresta vegetal, o animal, plantadas en nuestros patios o frontis de nuestras
propiedades, en vez de barrotes lúgubres de hierro. Otros podrían tomar prestados,
diseños geométricos, planos o espaciales, bi o tridimensionales. Serían
representaciones totalmente disruptivas, que asombren y distraigan con su
presencia, a cada transeúnte local o forastero, pues le daría a la ciudad un
aspecto de más artística en vez de percibirla como, un asentamiento con
infinidad de mazmorras, de hecho, el dios de la forja y el fuego, el gran
Éfeso, estaría muy orgulloso de nosotros.
Correspondería en un futuro muy, muy
cercano, elevarlas a la categoría de un símbolo nacional, ya que los actuales elementos que están, por ejemplo, en nuestro escudo patrio han desaparecido. Sería genial reemplazar esta
iconografía, por las rejitas. Estoy seguro que ese será su destino final de
anidamiento, pero empecemos ya mismo, en alojarlas en alguna banderita o
escudito de alguna vecindad o de la ciudad, mientras estas rejitas esperan su
canonización final, como los nuevos símbolos patrios.
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*Feudos. Para este caso "tierras","patria"o algo así.
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