En el universo de la w.w.webiña del señor
Mediante un simple browser
Estoy tratando de encontrar nuestro blog en este vasto universo de la web, pero es inútil, estos browser que actúan a manera de detectives digitales, en consecuencia, son los comisionados de la investigación-búsqueda, indagación-seguimiento y, un par de cosas más, para que todos los sitios que existen, o están alojados en algún punto de esta inmensa telaraña digital, los reporten inmediatamente y, se muestren en cada ordenador, en cada dispositivo móvil, o no tan móvil. Pero no, no hay modo que estos lo ubiquen, o cuando menos puedan dar fe que en verdad el blog, existe.
De hecho, este humilde espacio nunca ha sido extremadamente, medianamente, o escasamente popular, como para encontrarlo
en los primeros lugares del Rank de búsqueda, pues estos permanecen reservados y
se hallan ocupados, por y para los sitios "populares", en consecuencia, las hojas
que muestran los resultados de dicha indagación nos ignoran, por lo que la tarea de investigación la debo de empezar al revés, es decir, a buscar por el final del final.
Inmediatamente después
de haber digitado algo en el mundo de la web, los motores de búsqueda, ¡zas! en
segundos, muestran sus resultados, y los presentan en cada ventana gráfica
solicitante. Y este resultado es presentado en forma de lista, con sus
respectivos enlaces y descripciones sumarias. Y al final de dicha lista, hay una
especie de slider o carrusel, que actúa a manera de librito, donde se dejan ver números que
indican las diferentes hojas donde residen los otros resultados similares o
parecidos a lo que se está indagando.
Entonces para buscar nuestro anónimo blog, como definitivamente es imposible hallarlo en estos primeros,
segundos, terceros y, cuartos lugares y otros no tan cercanos, correspondería
empezar la tarea de indagación, por el último número de la última hoja, del susodicho
slider, o quizás más atrás. Ya que como en cualquier librito real de "carne y
hueso", la parte final se ubica en el epílogo, allí [en ese epílogo digital] procedo a escudriñar, pero
no, no nos han registrado allí. O acaso tal vez estemos en los anexos, ya que como se ubica un
poco más atrás de esta composición escrita [llamada epílogo] a manera de terminación; por qué no,
me digo, en la parte de un anexo, o un glosario, seguro estaremos alojados allí, pero
no. Voy aún más, más al fondo, en la última hoja, como en los de los libros reales [quizás este slider actúe de esa manera] y nos hayan ubicado en alguna hoja olvidada de su base
digital de datos, por lo que [a lo mejor] se nos pueda localizar en lo que se llama “página de cortesía” y, que
como corresponde en los libros de verdad [que solo es una hoja en blanco, no
hay nada en ella] pues también en este slider, como corresponde, no hay señal o rastro alguno, o una mínima referencia
sobre la presencia de algo parecido a una URL similar o cercana a la nuestra. No
hay rastro, no hay nada. Por qué nuestro sitio debería de estar allí, pues ni por cortesía ni por
nada, tampoco estamos en estos lugares. Acaso olvidé y no miré en el colofón
digital, si acaso hay alguno de estos a manera de remedo de uno real, pues quizás
por alguna casualidad nos depositaron por allí, en la línea última del último espacio
que pueda albergar algún santo y seña que nuestra página existe. Pero es inútil, tampoco allí hay nada.
Finalmente, después
de haber rebuscado de cabo a rabo, o mejor dicho, de rabo hasta la cabeza, y ya descontado
eso de los primeros lugares como, portadas, contraportadas, introducción y
tripas, reales o virtuales, concluye mi tarea de búsqueda, no sin antes mirar
con la última ilusión [como se aferraría el más pesado de los metales a una enclenque
fibra de algodón para no caer al vacío] y a lo mejor estaremos como una especie de “fe de erratas” como un error, una equivocación, o algo parecido a una disculpa, o algo que alegue sobre una leve pista, señal, o huellita de la existencia de nuestro sitio en
este mundo digital. Pero no, no hay absolutamente nada.
Al final y, luego de
agotar todos los recursos y atajos para tal fin y ante mis iteradas
insistencias y peticiones, estos browsers [ya cansinos] muestran automáticamente una imagen en
la pantalla del PC, a manera de un icono, o dibujo animado que está sentado en algún
sitio septentrional o meridional de la tierra, pues está rodeado de hielo y, en
donde hay un pequeño hueco en el hielo, para realizar una tarea, que da a
entender que está en plena faena de una pesca, pero esta pesca es inútil.
Me digo, cierto día,
tal vez y logremos ser capturados por ese sedal digital, pero para que ello ocurra, el
señuelo tendría que ser muy engañoso para por fin quedar atrapado en su red, net, o
algo así.
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El team editor de ninguna manera aconseja echar una mirada al post relacionado sobre está búsqueda pírrica, que hace el autor, por medio de los eficientes modelos de la IA y, menos aún por los más eficientes "agentes de AI".
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