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Hasta hace cierto tiempo, me negaba a usar las plataformas de comunicación modernas que están muy de moda. De hecho, era una especie de “retró-grado bobo” que, me resistía a usar las redes sociales para exponer mí vida o fisgonear en las ajenas. Ahora, sigo siendo el mismo bobo, pero de la especie “pro-grado”, que va en ese sentido de dirección del cual era displicente. En consecuencia, hoy, sólo me dejo llevar [cual noria] por los fascinantes vientos digitales, que han venido a limpiar un poco, todo ese oscurantismo que había creado y creído. No obstante, por más que porfió en adentrarme más y más, en estos mundos que fueron extraños, inexplorados y, enigmáticos, pues caigo en la cuenta que he sucumbido a ellos y, solo atino a fundirme y dejarme envolver por este torbellino tecnológico.
De hecho, tal vez sea
uno de aquellos pocos seres que aún detesta usar los móviles y o, se niega a llevarlo
consigo. Pero lo que nunca dejo de hacer, es regresar donde mi ordenador y
perderme en su infinitud. De hecho, he dejado de mirar cualquier formato de "tv",
para dedicarle el mayor tiempo posible, no obstante, en este mundo digital, cuanto
más me enfrasco en conocer acerca de sus enigmas, me parece, que menos sé y,
que muy poco conozco.
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