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SOY UN SUPER HÉROE

  … Para Mis Mascotas Cuando era chiquito , crío, párvulo, infante o como quieras llamarlo quería ser un super héroe tan igual como aquellos de las tiras  comics  de las revistas que acostumbraba leer, deseaba tener super poderes, volar, luchar por la justicia y salir siempre vencedor de aquellas lides donde los malos pretendían salirse con la suya, en fin. Y también creo que, eran la aspiraciones de todos aquellos chiquillos de aquel tiempo. Eran deseos nobles, como la nobleza de los héroes protagonista que leíamos en las historietas, que mantenían a sus ciudades utópicas libres del crimen. La "tv" era algo secundario e intrascendente mientras corría nuestra niñez, más bien las correrías en los parques, en las calles y campos era nuestra exigencia, diversión y entretenimiento prioritario. Ahora, me llama la atención las declaraciones honestas de cierto niño, interrogado acerca de su héroe favorito y/o aspiraciones. Y reconoce que su máxima aspiración es llegar a conoc

VENEQUITOS Y VENEQUITAS

 

Realmente es poco el tiempo que llevan viviendo entre nosotros y sin embargo, ya hemos aprendido hasta de su cocina, resulta fascinante y curioso. Han visto nuestros tequeños son microscópicos comparados con los suyos, es más hay que pedir ayuda extra para devorarlos. Si se te antoja uno de ellos, y vas con alguien más, diablos la otra persona tiene que cargarlo al hombro mientras tú por el otro extremo vas acometiendo con furia.

Al comprar nuestros tamales domingueros, que parecen ser una masa más o menos de color que no identifico su tonalidad, ladrillada, naranja, amarilla, bueno no sé., viene envuelta en mil hojas de plátano y la única que parece limpia es la más interior, pues las otras como las recogieron de la chacra las pusieron. No se tomaron la molestia de asearlas un poco.  Y a gritar más emocionado que el mismísimo Arquímedes la genial interjección EUREKA si es que contraste un pedacito de pollo, u otro más microscópico pedacito de cebo si lo pediste de puerco.

Sin embargo, el otro día probé una hayaca bueno, es un tamal propio de tierras llaneras, diablos, me hizo recordar los tamales que preparaba mi vieja, era capaz de meter un pollo entero en cada tamal y en él, re-rellenaba al cuadrado o al cubo, con infinidad de verduras, y todas estas maravillas, las encerraba dentro de una masa de maíz amiláceo blanco, que lo hacía celestialmente buenos.

También he disfrutado de unos panes alargados, envueltos y recubiertos con un kilo de queso maravillosamente derretido. Y si la comparo con un pan piza de la panadería local, el queso si está presente no se percibe, pues por donde la mires más parece un solo bodoque de pan

Hasta su carácter es genial, siempre en buena gracia, aún cuando las condiciones del día al día son difíciles para ellos, pues dejar tierras maternas por otras desconocidas, obligados no por voluntad propia si no por hechos circunstánciales, los hace mejores personas. Lo bueno es que el universo gira, y el mudo da vueltas, lo mismo en nuestras vidas de manera que, el mañana será mejor.

A diferencia de los nativos que siempre están de un formidable pésimo humor y peor carácter. Me pregunto de qué agua tomaron, que comieron o dejaron de comer para andar siempre malhumorados, no pueden ni responderte a elementales preguntas de información geográfica o servicios de manera que, cuando el vendedor es venequito y me falta algún centavillo para comprar algo, muy amablemente me dicen: ¡papá no te preocupes! y hasta ñapa dan, porque así llama a la que nosotros llamamos ¡yapa!. En cambio, el local o nativo ¡fiar a otra parte acaso las cosas me regalan!. Son los casi permanentes días grises de año, que determina su estado de ánimo, espero esto no sea contagioso.

Al preguntar por algo, o necesitar más información para tomar la decisión de la compra, si el requerimiento lo haces a un vendedor nativo, lo primero que recibes es una magnifica y reveladora cara  de disgusto, y segundo, te devuelve la interrogante con un tono no tan sutil de impaciencia: ¡tanto preguntas, lo vas a llevar o no casero! Es como si te estarían haciendo un favor por el hecho de venderte algo. Pero si tienes la suerte de que te toque una venequita, es la otra cara de la moneda.  Te informa hasta de lo que no preguntas, pareciera que te quiere informar en exceso y la amabilidad es lo más opuesto al primero.

Cuando estoy perdido en algún lugar, y pido información geográfica al respecto para enmendar mi extravío. Los locales me ignoran, no me contestan, o el mejor del casos, me dicen pregunte por allí. Pero si le pregunto aun venezolano, diablos, me da una lección completa de geografía local, me indican cual Google map, la distancia, el tiempo que me tomara llegar, y hasta las líneas de buses que van para allá, hasta evalúan el costo beneficio de ir a pie o en bus. En general una información completa y pormenorizada. La ciudad los debería de contratarlos como informantes geográficos, pues yo años viviendo en estas tierras y no conozco más allá del distrito donde vivo.

Si se me cae algo de las manos o de la bici por el exceso de compras, siempre hay alguno de ellos que acude a socorrerme, mientras los nativos ni me miran, y no mueven un dedo por ayudarme, aun cuando todo está tirado en el piso y delante suyo.

El pandillaje y los hurtos no tienen nacionalidad de manera que, son más las gentes honestas y esforzadas que tratan de salir adelante, y diablos por último hasta cuando te asaltan con su acento caribeño debería resultar más gracioso que dramático. ¡Óyeme chico p´arriba las manos me oyes Papi!

Y qué decir de las chicas, siempre lindas, aunque con un exceso de cubrimiento facial para mi gusto, pero a diferencia de las nativas, que siempre se esfuerzan por ocultar, estas se esmeran en mostrar lo que se agradece, pues la endogamia nunca a sido buena ni acá ni en la cochinchina, de manera que bienvenidos y sobre todo bienvenidas. Y a todo esto que carajos significa ¡marico!.

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