... Ante la evidente imposibilidad de lograr que cualquier texto sobre ciencias duras o blandas y, otras materias relacionadas con la academia formal, llegue a la mayoría de la gente, para que de algún modo todo este conocimiento generado no se pierda en el olvido y cumplan con algún otro objetivo, aparte del muy noble que se los concibió, como apolillarse en los anaqueles de las bibliotecas de las universidades, de los institutos y en fin, de cualquier otra institución académica. Entonces, es hora de repensar en nuevos formatos para dar paso a una eficiente y vasta divulgación. Cualquier documento científico o formal, en general, sigue ciertas pautas básicas y estrictas basado en la formalidad y rigor, en consecuencia, también la redacción y su formato de presentación responde a dichos parámetros. Se trata entonces, de buscar un vehículo más amigable para utilizarlo como contenedor, y este contenedor que recoge el conocimiento, tiene que romper con los viejos esquemas, para o...
Expertos en física avanzada
El juego de nuestra mocedad llamado "chanitos" era una especie de golf, pero sin los palos típicos de estos y envés de las pelotas usábamos las semillas de unas leguminosas como los frijoles para cumplir la función de estas. El escenario era montado en una porción de la superficie libre de alguna calle, y en aquellos tiempos era raro encontrar asfalto o cemento en las calles, eran de solo de tierra. Las calles céntricas de la ciudad erán las únicas que estaban pavimentadas. Por lo que era fácil hacer un pequeño hoyo en esta "calle de tierra". A una distancia determinada de este hoyo se ubicaban los participantes, y se procedía a lanzar con precisión, una dotación de estos granos de frijolitos a los cuales se le denominaba chanitos. El número de estos previamente eran pactados entre los participantes, y que necesariamente tenían que ser de colores, pues nadie deseaba jugar con aquella persona que tenía granos monocromáticos como los típicos blancos o cremosos. Por lo que, cuanto más coloridos mejor, y claro en la paleta de colores de los chanitos tenían que tener ciertos rasgos típicos como los jaspeados, moteados, concéntricos, o aquellos con el diseño tipo Fibonacci, en fin, de lo contrario podrías confundirlos con los de tus competidores.
La idea era lanzarlos hasta el hoyo y así uno a uno procedía a realizar lo suyo. Después que todos habían hecho lo propio, el que alcanzaba a embocar más chanitos en una tirada de mano, era el que poseía derecho de iniciar el juego, en consecuencia, tenía cierta ventaja de poder embocar más granos, estos que no habían alcanzado a caer dentro del hoyo. De manera que chanito a chanito se lo gatillaba para tratar de alcanzar ese blanco. El disparador era nuestros dedos pulgar e índice que fungian a modo de una resortera o palanca que impulsaban a los granos al hoyo a través de la superficie del suelo, por lo que la habilidad estaba en saber graduar la fuerza y velocidad, de manera que sin saberlo éramos expertos en física I y hasta física II, pues teníamos que ser maestros en esta parte de la ciencia que estudia la materia, energía, espacio y el tiempo, de esta manera teníamos que saber calcular la velocidad inicial con la que tendría que salir disparado dicho chanito, a través de la superficie, en consecuencia, había que sopesar el coeficiente de rozamiento o fricción, pues todas las superficie sobre las que se jugaba no eran uniformes, así como también, valorabamos cómo se desarrollaría la fuerza de la inercia y, finalmente, calcular la velocidad final para alcanzar embocarlos, amén de los ángulos vectoriales que había que tener en cuenta, pues había algunos chanitos que aterrizaban en lugares insospechados, por lo que sortear algunos obstáculos del suelo eran una norma, en fin. Si acaso se erraba algún tiro de estos, bueno el siguiente jugador le correspondía continuar con la tarea, hasta que no quedaba ningún chanito sobre el suelo, y así hasta el final, y quien más acertaba se llevaba el "botín de los chanitos" …
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