... Ante la evidente imposibilidad de lograr que cualquier texto sobre ciencias duras o blandas y, otras materias relacionadas con la academia formal, llegue a la mayoría de la gente, para que de algún modo todo este conocimiento generado no se pierda en el olvido y cumplan con algún otro objetivo, aparte del muy noble que se los concibió, como apolillarse en los anaqueles de las bibliotecas de las universidades, de los institutos y en fin, de cualquier otra institución académica. Entonces, es hora de repensar en nuevos formatos para dar paso a una eficiente y vasta divulgación. Cualquier documento científico o formal, en general, sigue ciertas pautas básicas y estrictas basado en la formalidad y rigor, en consecuencia, también la redacción y su formato de presentación responde a dichos parámetros. Se trata entonces, de buscar un vehículo más amigable para utilizarlo como contenedor, y este contenedor que recoge el conocimiento, tiene que romper con los viejos esquemas, para o...
Cuando era un crío recibí un regalo muy singular, un pequeño libro, desde aquella vez fue la única vez que recuerdo haber recibido un regalo tan singular. Y de hecho yo mismo nunca he dado este tipo de obsequios, es más nunca he regalado nada, a nadie, ni a mí mismo. De hecho, aún conservo dicho ejemplar, se llamaba, bueno aún se llama, “ La cabaña del Tío Tom”, de dicho evento habrán transcurrido, creo, 35 o 45 años… quién sabe. Lo preservo cómo prueba que este tipo de regalos, son imperecederos en el tiempo. Su narrativa se centra en la mentalidad esclavista americana del siglo 19, el tema siempre es atemporal, matizada con hechos y valores como, la amistad, lealtad, y la lucha contra el destino. Es como si fuera un triste remedo a nuestra realidad actual. Sólo han cambiado algunos escenarios y personajes, pero los prejuicios se mantienen, tal vez intactos, allí y en cualquier otro lugar. La política de regalos en mi medio, está muy normada y ajustada a rigurosos estándare...