El pan está comido
Pasan unos días y las protestas no cesan y están a la orden del día, dado a que había prometido remendar el estropicio ocurrido en el baño del primer piso de casa. Y dado a que mí comunidad familiar se niega a usar el otro baño que se ubica en el segundo piso, y menos aún el mío particular, dado a mi dudosa reputación higiénica, de manera que, ante mis iterados fracasos en corregir ese perjuicio, pido iluminación al dios de la gasfitería para solucionarlo.... Y sí, por fin, recibo tal gracia, ¡ya tengo la respuesta!
Compraré otra “llavecita” , pero esta vez, será la más simple posible, pero eso sí, uno de sus extremos tiene que ser abierta tipo “U”, para que calce a la perfección con la tuerca de la manguerita del baño, manguerita esta que hasta ahora, da una formidable batalla y me está matando. Esta llave tiene tiene que tener el diámetro correcto para tal fin. [ya que las que dispongo en casa ninguna todas ellas visten pero ninguna calza] También atino en escuchar los sabios consejos de personas más cuerdas que yo, que me indican que, la puedo hallar a precio regalado en algún mercado de pulgas. Por lo que, sin dudar, procedo a acatar dichas tutelas.
Y sí, en efecto, la adquirí a un bajo precio y
por su puesto como incumbe a todo amateur en estas lides, solicito la opinión del vendedor de dicho lugar, para que me informe, dónde o quién, me puede ofrecer
el servicio de corte y soldadura, ya que en mi iluminación se me reveló que, en la
modificación de la llavecita, debería de incluir su respectivo corte del extremo en "U" y volverla a soldar,
pero ahora en sentido opuesto, de esta manera, conseguir un perfecto ángulo agudo de 90 grados, ni uno más ni uno menos. El
sujeto [como lo corroboraría más tarde] también es tan o más amateur como yo en cuestiones de llaves y fontanería, él me indica que, todo ese trabajo lo tendría que hacer soldadores especializados
en acero inoxidable ya que la llave es de ese pedigrí y, también me proporciona los pormenores de cómo llegar a aquel lugar. Mientras
voy llegando a dicho lugar, voy pensando que la tareita de este especialista
me costará el tercer ojo de la cara... en fin. "Eme" allí, le
explico al especialista mis intenciones y lo que me propongo hacer con esta
herramienta. Él examina la llave y me dice, esta llave no es de acero inoxidable es de “hierro dulce” en
consecuencia, lo que yo necesito es, un común y silvestre soldador, él no puede
hacer el trabajo, pues solo se especializan en acero inoxidable.
Ya un poco más tranquilo, pues este lance de cortar y soldar acero inoxidable me
iba a costar, el tercer o cuarto ojo. Ahora [mientras voy buscando este otro
soldador de "hierro dulce"] voy degustando y saboreando la llavecita, pues como me dijeron que era dulce, me
digo, acaso su dulzura me levante el ánimo. La pruebo, la degusto generosamente pero no es dulce, no sabe
a dulce, sabe a solo fierro y a un poco de óxido, pero no a dulce, en fin.
Por fin doy con un soldador de “hierro dulce”,
le narro mis tentativas para crear o fabricar una herramienta adecuada que me
permita enfrentar tan formidable adversario [la manguerita de abasto del baño] Él mira, examina y sentencia que lo mejor, más económico y, simple es, solo doblarla. Someterla a calor, y
doblar, nada más. Nada de cortes, ni soldaduras. Y estará lista en 10 minutos.
¡Oh! bendito seas gran, Éfeso dios de la forja,
y gracias también al poderoso y, no menos creso Prometeo, quien robó el fuego sagrado y les dio a los humanos, para que ahora, yo, esté disfrutando de
esta nueva y maravillosa herramienta.
De manera que, me encamino a casa emocionado y boyante a presentar mi última y decisiva batalla. Me tiro al piso del baño y, empiezo la lucha y, en un"triz" o “zas” o lo que sea, como por arte de magia, "voilà" veo como en perfecta armonía y sincronía encaja a la perfección y, con dos o tres movimientos, la batalla está ganada.
¡La manguerita de abasto yace muerta en el campo de batalla y cambiada por otra!
Diablos, tanto esfuerzo y días perdidos, para que sólo con esta humilde y simple herramienta [ahora] me permitirá conservar mi liderazgo... vamos a quién engaño, el que quiero creer que tengo en casa, en fin. Todo ha terminado, solo espero, cierta lisonja barata como, “papá lo sabe todo” o “la sabiduría de papá es innegable” o algo así... Y no se diga más. Punto final.
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El team editorial prohibe mirar todo el corpus:"la maguerita del macho alfa de casa"
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