... Ante la evidente imposibilidad de lograr que cualquier texto sobre ciencias duras o blandas y, otras materias relacionadas con la academia formal, llegue a la mayoría de la gente, para que de algún modo todo este conocimiento generado no se pierda en el olvido y cumplan con algún otro objetivo, aparte del muy noble que se los concibió, como apolillarse en los anaqueles de las bibliotecas de las universidades, de los institutos y en fin, de cualquier otra institución académica. Entonces, es hora de repensar en nuevos formatos para dar paso a una eficiente y vasta divulgación. Cualquier documento científico o formal, en general, sigue ciertas pautas básicas y estrictas basado en la formalidad y rigor, en consecuencia, también la redacción y su formato de presentación responde a dichos parámetros. Se trata entonces, de buscar un vehículo más amigable para utilizarlo como contenedor, y este contenedor que recoge el conocimiento, tiene que romper con los viejos esquemas, para o...
Mis primeras lecturas cuando era un chibolo las recuerdo perfectamente, me encantaban las historietas en especial las de condorito, de hecho las coleccionaba hasta ya entrado en la adultez. Luego por sugerencia y animado por mi amigo de la infancia que era un eximio lector en aquel género de lectura, me fui metiendo sin saberlo en el mundo de los libros de bolsillo, con las famosas coboyadas* del oeste. En un principio me parecían un montón de letras sin fin, carecían de cualquier gráfico salvo el de la tapa y la contraportada. Todo un bloque de letras en formato pequeño de allí su denominación, me parecía algo extraño y poco menos que aburrido irrumpir en dicho género, por la ausencia de dibujos a los cuales estaba acostumbrado, pues no me imaginaba cómo disfrutar la historia, sin su respectivo cartoon , pues estas le añadían a la lectura un soporte más visual y la narrativa se hacía vivida. Me convertí en un adicto consumidor de ellas, las podía llevar a todo sitio, metidas...