Quedarse sin red es lo peor que podría pasar en casa, todos salen despavoridos de sus rincones a ver qué es lo que ha pasado. Y es que la señal de la red en casa, últimamente se está volviendo más y más inestable. De manera que, mi mujer encargada de todos los procedimientos legales de filiación con la empresa proveedora del servicio, en consecuencia, es la delegada de activar y gestionar los protocolos de emergencia burocráticos, que haga posible de manera inmediata y efectiva que nuestra red vuelva a la vida, y que nuestras vidas no sucumban ante el caos. Recuerdo, hace algunos lustros atrás, cuando la red estaba en sus inicios, los sistemas de seguridad eran prácticamente inexistentes por lo que durante mucho tiempo accedimos en casa, a la red de una empresa vecina colindante, de manera que, usufructuábamos de este servicio gratis en toda la casa, sin pagar un chelín. Pero los años pasan y todo cambia, ahora hay ciertos códigos o claves encriptadas que hacen que tu red sea e
Hay cierta gente que anda algo psicoseada * o cuando menos asustada, porque esto de nuestra información personal está siendo recolectada por algunos algoritmos digitales que están colados en cada cosa que tocamos o vemos. Pero como yo lo veo, no debería de estar tan mal, y todo este banco de información, tal vez en algún momento, trascienda a nuestra actividad diaria y mejore, por ejemplo, los servicios reales que uno necesita. De esta manera, al ingresar a cualquier oficina privada y sobre todo a cualquier ente público, para realizar cualquier trámite particular, espero que, algún algoritmo de aquellos que husmean tu “ modus vivendi ” haya hecho bien su trabajo y en verdad hayan escudriñado y estudiado mis gustos y disgustos personales por lo que, mi expectativa es alta al cruzar sus puertas. Tengo la certeza que me esperarán, como debería de ser y no como dios manda para estos casos particulares. Al revelar mi presencia, el algoritmo encargado de perfilarme, recurrirá a toda la