Crecí
en la época cuando no había internet, no había móviles ni siquiera había teléfonos
en cada hogar, menos aún en las calles. Y a nadie le importaba ni se reparaba en
ello. Pero todos nos hallábamos en permanente comunicación dentro de la
familia o fuera de ella.
Las
nubes, bueno solo eran eso fuente inagotable de lluvia, señal de vida y
renovación ambiental, hoy con dicho término recibe el apodo a cierto tipo de almacenamiento
digital.
Había
todo un ritual acerca del flirteo, en consecuencia, se tenía o había que desarrollar
cierto talento, encanto y hasta dominar ciertos elementos de lo que se llamaba
en aquel tiempo como labia* muy útil para este procedimiento de "conquistar a una chica". Lo
cierto es que había un protocolo que seguir, el que se iniciaba con una especie de solicitud [llamada] "declaración" [bueno hasta ahora no tengo muy claro ese concepto] y la chica [aún no tuya], podía aceptar o denegar tal pedido, pero en todos los casos tu chica o
la que aspirabas a llamarla con ese rango, pues se tomaba un periodo de tiempo arbitrario,
para examinar y dar tratamiento a esa petición, en consecuencia, hacia las consultas respectivas a su círculo más íntimo y cercano, sus amigas.
Y en este periodo de cuarentena de espera no todo se daba por sentado, y si tú no
le simpatizabas a alguna de sus "amiguis" pues, simplemente ya fuiste.
Por cierto, en la actualidad puedes conocer a una chica, tener citas y hasta hay matrimonios y todo ello por la "red". La verdad
no lo tengo muy claro todo cómo funciona este sistema, pero es lo que es y es
lo que hay.
Los televisores venían incrustado en unos enormes aparatos tipo mueble que
poseían una amplia mesa en su parte superior y, esta superficie descomunal se la podía
usar como una mesa de centro, o de costado y, por qué no, usarla como
superficie de planchado al paso, de escritorio y hasta como mesita para
merendar, en fin.
En aquellos tiempos, algunas palabras nos eran raras y extrañas, no teníamos significado para ellas como el estrés. La vengo a escuchar recién cuando cierto compañero del "cole", comentaba que unos familiares habían llegado del extranjero a la ciudad, porque allí donde vivía había algo así como estrés o escuatro o algo así.
Crecí cuando la coca se llamaba a cierto tipo de refresco, donde los hurtos asesinatos y tropelías eran raras, extrañas.
Crecí en un barrio donde todo mundo conocía a todo mundo, y donde correteábamos por los parques y, las calles eran nuestras. Hoy llevo décadas viviendo en mi comunidad y no sé el nombre, ni el apellido, o si acaso tengo vecinos contiguos y menos aún de la existencia de los lejanos.
Fue
la época en la que me crie, sin la malicia de llamar a tus amigos como negros,
chinos, cholos, zambos, en fin, sin la menor connotación despectiva o racial,
sólo eran congéneres, amigos. Fue la época donde crecí, y esta inocencia perdida
ya no volverá.
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*LABIA. Para este caso palabreo
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