... Ante la evidente imposibilidad de lograr que cualquier texto sobre ciencias duras o blandas y, otras materias relacionadas con la academia formal, llegue a la mayoría de la gente, para que de algún modo todo este conocimiento generado no se pierda en el olvido y cumplan con algún otro objetivo, aparte del muy noble que se los concibió, como apolillarse en los anaqueles de las bibliotecas de las universidades, de los institutos y en fin, de cualquier otra institución académica. Entonces, es hora de repensar en nuevos formatos para dar paso a una eficiente y vasta divulgación. Cualquier documento científico o formal, en general, sigue ciertas pautas básicas y estrictas basado en la formalidad y rigor, en consecuencia, también la redacción y su formato de presentación responde a dichos parámetros. Se trata entonces, de buscar un vehículo más amigable para utilizarlo como contenedor, y este contenedor que recoge el conocimiento, tiene que romper con los viejos esquemas, para o...
El ver a alguien sosteniendo un libro entre sus manos es sumamente raro, y lo es aún más, si éste está leyéndolo, sea en el bus de transporte público, la calle, en algún parque de la ciudad, la playa o en algún acantilado de ésta, menos aún en las bibliotecas públicas o privadas, en el campo, aunque éstos han sido tomados por las urbes, en fin, en cualquier lugar. En el bus Logísticamente resulta imposible de implementar esta tarea, apenas uno puede treparse a uno de éstos, y mantenerse dentro sin ser profanado, es ya todo un hito, pues en estos armatostes, no cabe ni un alfiler. La imagen es muy similar a la que retratan las tiras cómicas, donde uno está literalmente ensardinado. No hay manera de avanzar adelante o hacia la parte posterior, sólo tienes que dejarte llevar por la marea humana, que en cada estación se mueve a empujones o trompicones, según la premura por acceder o salir de este medio de transporte. En la calle Sólo un mentecato como yo, se atreve a usar la ...