Quedarse sin red es lo peor que podría pasar en casa, todos salen despavoridos de sus rincones a ver qué es lo que ha pasado. Y es que la señal de la red en casa, últimamente se está volviendo más y más inestable. De manera que, mi mujer encargada de todos los procedimientos legales de filiación con la empresa proveedora del servicio, en consecuencia, es la delegada de activar y gestionar los protocolos de emergencia burocráticos, que haga posible de manera inmediata y efectiva que nuestra red vuelva a la vida, y que nuestras vidas no sucumban ante el caos. Recuerdo, hace algunos lustros atrás, cuando la red estaba en sus inicios, los sistemas de seguridad eran prácticamente inexistentes por lo que durante mucho tiempo accedimos en casa, a la red de una empresa vecina colindante, de manera que, usufructuábamos de este servicio gratis en toda la casa, sin pagar un chelín. Pero los años pasan y todo cambia, ahora hay ciertos códigos o claves encriptadas que hacen que tu red sea e
Hasta ahora no hemos podido idear, manufacturar, algún medicamento, alguna pastillita o cuando menos una vacuna, descubrir alguna hierbita, brebaje, pócima o infusión, para que mediante su ingesta directa o indirecta, pues, evite que incurramos en los mismos errores una y otra vez, día a día, año a año, a lo largo de la vida, y de nuestra historia . Sólo se necesita de un breve periodo de tiempo que trascurra para que, la memoria colectiva o individual, aflore como amnesia perpetua, y las sombras del pasado asomen al presente como si aquello nunca hubiéramos pasado o experimentado. Y si examinamos a través del tiempo nuestra historia individual o como una extensión nuestra, es decir, como sociedades plenamente racionales, resulta en un continuo proceso de repetir precisamente aquellos errores, que deberíamos evitar. Parece ser una constante, como un defecto incorregible. Tal vez se olvide por lapsos más o menos cortos o largos, pero lo que resulta perenne es, ese “ deja vu” inex