Quedarse sin red es lo peor que podría pasar en casa, todos salen despavoridos de sus rincones a ver qué es lo que ha pasado. Y es que la señal de la red en casa, últimamente se está volviendo más y más inestable. De manera que, mi mujer encargada de todos los procedimientos legales de filiación con la empresa proveedora del servicio, en consecuencia, es la delegada de activar y gestionar los protocolos de emergencia burocráticos, que haga posible de manera inmediata y efectiva que nuestra red vuelva a la vida, y que nuestras vidas no sucumban ante el caos. Recuerdo, hace algunos lustros atrás, cuando la red estaba en sus inicios, los sistemas de seguridad eran prácticamente inexistentes por lo que durante mucho tiempo accedimos en casa, a la red de una empresa vecina colindante, de manera que, usufructuábamos de este servicio gratis en toda la casa, sin pagar un chelín. Pero los años pasan y todo cambia, ahora hay ciertos códigos o claves encriptadas que hacen que tu red sea e
Cuando éramos chibolos mis hermanos y yo, siempre estábamos en casa de la abuela materna, nuestra madre siempre nos llevaba a visitarla. Yo en particular terminaba almorzando en casa de la abuela e invariablemente por alguna razón, lo realizaba, extemporáneamente. En casa de la abuela gustaban de preparar su arroz, para mi gusto, hasta sobre cocerlo al punto en que se tornaba concolón, - dícese del arroz que por el hecho de un exceso en su cocción, pierde completamente la humedad que le da una cocción regular por lo que, al someterla a mayor exposición de ésta, los granos terminan adheridos a las superficies internas de la olla y se tornan en una especie de corteza dorada, muy crocante para mi gusto y que mucha gente venera y adora tal textura y color,- sin embargo, ahora y como entonces siento repulsión por éste modo de preparar dicho cereal. Yo cándidamente, por no rehusar al gesto de la abuela que muy afectuosamente calentaba para mí, dicho platillo, optaba por una solución